CÓMIC PARA TODOS

‘La telaraña de Spiderman. Integral’

image_galleryEditorial: Panini.

Guión: Garth Ennis, Greg Rucka, Peter Milligan, Bruce Jones, Kaare Andrews, Darwyn Cooke, Zeb Wells, Ron Zimmerman, Brian Azzarello, Scott Levy, Paul Pope, Daniel Way, Ted McKeever, Robbie Morrison y Brian Patrick Walsh.

Dibujo: John McCrea, Eduardo Risso, Duncan Fegredo, Lee Weeks, Kaare Andrews, Darwyn Cooke, Sean Phillips, Giuseppe Camuncoli, Paul Pope, Leandro Fernández, Daniel Way, Ted McKeever, Jim Mahfood, Dean Haspiel y Alberto Dose.

Páginas: 568.

Precio: 27,50 euros.

Presentación: Rústica.

Publicación: Octubre 2014.

Al mismo tiempo que Paul Jenkins y Mark Buckingham devolvían a Spiderman el esplender de épocas pasadas (aquí, reseña del primer volumen), lejos de los graves errores que Marvel cometió con el personaje en los años 90 del pasado siglo, la editorial decidió lanzar una nueva serie en la que el Trepamuros no sería el protagonista. De esta forma, La telaraña de Spiderman era una serie que se adentraba en su mundo, en lo que sucedía a su alrededor, en su historia y en su presente. Historias, si se quiere, livianas, quizá secundarias, pero que en los menos de dos años de vida de la serie abarcaron alguna que otra pequeña maravilla gracias al formidable grupo de autores que se hicieron cargo de sus relatos. En total fueron 16 aventuras, de tres números las más largas y de uno la mayoría, obras de una treintena de escritores e ilustradores. El concepto, quizá no demasiado original ni siquiera a comienzos de la pasada década, funciona de forma admirable porque se nota en la mayor parte de las historias un cariño excepcional no sólo ya hacia Spiderman sino también hacia los secundarios que protagonizan las historias. Rino, Lápida, Jameson, el Buitre, guiños a la historia del superhéroe como la presencia del Aplastador Hogan. Y así todo, hasta formar un libro precioso para los seguidores de Spiderman y probablemente perfecto para cualquier lector, sea o no conocedor de los mitos del personaje.

La serie no arranca de la mejor de las maneras, no porque la historia en tres partes de Garth Ennis y John McCrea no sea interesante, sino que hace mucho más que saltarse los límites de la continuidad y el origen de Spiderman. La primera obra de arte que incluye el volumen es la que firman Greg Rucka y Eduardo Risso, dos genios del noir, sobre un secuaz de Kingin que ha de asumir las consecuencias de un golpe fallido. Peter Milligan y Duncan Fegredo cuentan en dos episodios una rocambolesca pero muy atractiva historia sobre el Rino, original, imaginativa, bien planteada y todavía mejor dibujada. Bruce Jones y Lee Weeks firman otro gran relato de género negro, con una original forma de entrar en cada uno de los tres episodios con una secuencia intrigante y continuada, y un retrato formidable de los bajos fondos y de las esperanzas de quien ya no las tiene. Kaare Andrews firma uno de esos relatos pequeños pero intensos que no sólo suponen un magnífico retrato del protagonista sino que ofrecen algo más, en este caso la atractiva relación entre dos hermanos, uno cínico que no cree en los héroes y otro, el más joven, que adora a Spiderman. Darwyn Cooke firma dos magníficos episodios que tienen en común su grandeza para encontrar los rincones más bonitos y divertidos de Spiderman y su mundo para asociarlos con dos festividades, San Valentín y Navidad, creando un microuniverso propio espléndido.

Zeb Wells y de nuevo Fegredo trazan un emocional relato sobre las razones porque las que un supervillano decide serlo, que encuentra un final espléndido en una historia algo tópica en apariencia. Ron Zimmerman y Sean Phillips se adentran en un escenario imposible, el de un bar en el que los enemigos de Spiderman beben y conversan, con un resultado asombrosamente bueno. Brian Azzarello y Scott Levy expanden la historia del origen de Spiderman por un rincón que nadie había planteado, la vida del Aplastador Hogan, el luchador contra el que Peter probó sus recién adquiridos poderes arácnidos. Paul Pope firma un relato formidable, la historia de una joven que idolatra a Spiderman a pesar de la oposición de su padre, y que decide ir en busca de un supervillano para ver si así se topa con su héroe. Daniel Way y Leandro Fernández dan a los lectores que recuerden el momento de esplendor de Lápida una poderosa razón para seguir disfrutando con el personaje. Ted McKeever firma una historia casi surrealista con dos personajes imposibles, el Tipógrafo y el Ortógrafo. Esa y la historia de Rino y Oso Pardo realizada por Robbie Morrison y Jim Mahfood son las más prescindibles del volumen. Eells, junto a Dean Haspiel traza un demoledor y maravilloso retrato de J. Jonah Jameson. Y cierran el libro Brian Patrick Walsh y Alberto Dose con un espléndido relato que explica porqué Spiderman sí es de ayuda para la Policía.

El volumen incluye los números 1 a 22 de Spider-Man’s Tangled Web, publicados originalmente por Marvel Comics entre junio de 2001 y marzo de 2003. Además de la introducción de Bruno Orive, el único contenido extra son las cubiertas originales de Glenn Fabry, Eduardo Risso, Duncan Fegredo, Lee Weeks, Kaare Andrews, Darwyn Cooke, Sean Phillips (la que también es portada de la edición española), Dave Johnson, Paul Pope, Leandro Fernández, Ted McKeever, Jim Mahfood, Dean Haspiel y Alberto Dose.

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