‘Rachel Rising 2. Tumbas invernales’, de Terry Moore

Editorial: Norma.

Guión: Terry Moore.

Dibujo: Terry Moore.

Páginas: 248.

Precio: 16,50 euros.

Presentación: Rústica.

Publicación: Noviembre 2014.

Si el primer volumen de Rachel Rising (aquí, su reseña) ya hacía intuir que estamos ante la serie más lograda de Terry Moore, este segundo, Tumbas invernales, confirma que es una de las series de terror más brillantes de los últimos tiempos. Se devora con tal facilidad este volumen, que incluye un año de publicación americana, que es imposible imaginar cómo se habría podido aguantar la espera mes a mesa en caso de que la edición española hubiera sido como la original. Cada sorpresa está medida, el impacto de la serie es enorme a todos los niveles. Moore sigue profundizando en sus personajes arquetípicos, y tanto Rachel como Jet no sólo encajan a la perfección en la bibliografía de su autor, sino que están empezando a rivalizar con Francine y Katchoo, las protagonistas de Strangers in Paradise, como las dos protagonistas femeninas más extraordinarias de su carrera, y eso ya son palabras mayores. Pero es que incluso al margen del habitual protagonismo que Moore da a las mujeres, lo que aquí desarrolla es una historia espeluznante y terrorífica, de magnífica narración presente pero con un anclaje en el pasado y en los flashbacks que resulta casi inmejorable. Y todo ello en un marco perfecto, un pequeño pueblo americano y con la nieve como un elemento de fondo poderoso, y no sólo a nivel visual. Rachel Rising no para de mejorar, y sigue dejando unas ganas inmensas de seguir leyendo.

El terror no es un género fácil en cómic, porque pierde todas las posibilidades audiovisuales del cine o la televisión. Los sustos, el miedo, tienen que ser mucho más profundos, y lo que Moore hace en Rachel Rising es digno de elogio. Y no sólo por los espléndidos recursos fantásticos que emplea, al fin y al cabo esta no deja de ser una espléndida historia de brujas contemporánea, sino también porque se asoma con una facilidad asombrosa al terror más realista, al más palpable, al que se esconde en los momentos más íntimos de los personajes. Moore entiende que si una mujer se despierta desnuda, cubierta sólo por una sábana, en una habitación extraña y ante un hombre tan conocido como reservado, su primer terror no va a ser el más vinculado a brujas, fantasmas y demonios. Y eso lo plasma sin abandonar ese sentido del humor tan característico del autor y mostrando la personalidad de cada personaje, nunca intercambiable entre ellos. La mezcla es una auténtica bomba que hace que pasar cada página no sea una obligación editorial, sino una necesidad casi vital del lector. Su asombroso dominio de un género que no había tocado hasta ahora, la espléndida forma en que maneja tanto los silencios como los diálogos y la formidable interpretación de los flashbacks, integrados a la perfección en la historia, completan un trabajo que no sólo sigue siendo espléndido sino que no para de mejorar.

Como la anatomía de los personajes, lo más cotidiano y normal, es algo que Moore sabe interpretar a la perfección desde sus primeros trabajos, lo que hay que destacada en su dibujo es que también entiende que, por mucho que no tenga las mismas herramientas de una película, el aspecto visual de la serie es fundamental a la hora de generar terror. Y ahí Rachel Rising impresiona a todos los niveles. Primero, por el sensacional uso de la nieve, casi como si fuera un personaje más de esta inquietante historia. Después, porque la puesta en escena es formidable (ojo al lugar en el que se desarrolla el clímax). Y finalmente porque los aspectos más fantásticos y terroríficos a priori cuentan con diseños sensacionales y ejecuciones en muchos casos deslumbrantes, como evidencia cada una de las apariciones de Lilith. Moore entiende el terror en su guión, pero también a través de todas las herramientas que le da el dibujo, y por eso la serie es tan buena, porque no deja nada al azar, cada movimiento, cada dibujo y cada diálogo van de la mano para inquietar, sorprender e impactar al lector. Cuando se tiene la sensación de que no se puede soltar el libro, cuando cada número se convierte en un avance considerable en la historia y cuando se genera tal nivel de relación con los personajes protagonistas, no cabe más que seguir leyendo y maldecir al final de la lectura por no tener ya en las manos el tercer volumen. Muy grande.

El volumen incluye los números 13 a 24 de Rachel Rising, publicados originalmente por Abstract Studio entre diciembre de 2012 y marzo de 2014, recogidos en los recopilatorios tercero y cuarto de la serie, Cemetery Songs y Winter Graves. El único contenido extra son las cubiertas originales de Terry Moore.