CÓMIC PARA TODOS

‘Batwoman. La sangre es espesa: final’, de J. H. Williams III, Haden Blackman, Marc Andreyko y Trevor McCarthy

batwoman_sangre_espesa_finalEditorial: ECC.

Guión: J. H. Williams III, Haden Blackman y Marc Andreyko.

Dibujo: Trevor McCarthy y Moritat.

Páginas: 112.

Precio: 11,50 euros.

Presentación: Rústica.

Publicación: Octubre 2014.

Este volumen es el final de una era para Batwoman, una espléndida, gozosa y profunda, visualmente atrevida y que marcó una de las grandes sorpresas del reinicio del universo DC (aunque, en realidad, era un personaje de tan nueva recreación que no hizo uso de las bondades de ese reinicio), una de sus mejores series de la editorial por su innovador uso del dibujo y por crear unos personajes atractivos y nada sencillos. Pero eso acaba. Parte de la magia ya se marchó en el volumen anterior (aquí, su reseña) por el cambio de ilustrador, quedando J. H. Williams III como coguionista junto a Haden Blackman, pero aquí dice adiós del todo. Williams y Blackman dejan la serie para que sea Marc Andreyko quien escriba el capítulo final de su historia. Se marcharon con polémica porque el final que quería DC no era el que ellos tenían en mente. Eso condiciona el juicio al resultado final, es inevitable que lo haga, pero sería injusto decir que no ofrece el entretenimiento que propone. Todo queda muy cerrado para que Andreyko pueda comenzar casi desde cero, con el brutal bagaje que Williams y Blackman han dejado en la serie, pero con las manos libres para continuar con este o con cualquier otro tono. Lo que está claro es que con el final de La sangre es espesa, Batwoman cierra una etapa formidable, definición absoluta del personaje y de su universo.

La historia estaba ya en un punto culminante, así que lo que ofrece este volumen es un clímax continuo. Batwoman y Batman frente a frente en la lucha de la primera por la vida de su hermana. Williams y Blackman cierran las complejas sutilezas que han caracterizado a sus guiones desde el principio con una espléndida escena onírica que se convierte en la auténtica manifestación de lo que querían hacer con Kate y Maggie. A partir de ahí, la acción se combina con los espléndidos desarrollos de los personajes principales. Y aunque en realidad queda la sensación de que hay algunos elementos apresuradamente resueltos (no sólo en el cierre de la historia a cargo de Andreyko), el resultado final es satisfactorio. Batwoman tenía el doble reto desde el principio de encontrar un hueco en la mitología de Batman y de forjar su propio camino. Llegados a este punto es obligado decir que ha logrado ambos propósitos y lo ha hecho con nota. Con sus defectos y sus virtudes, pero hasta este final de ciclo se ha convertido en una serie espléndida que tiene encaje en el mundo del Caballero Oscuro desde su propia independencia. Williams y Blackman no sólo han sabido definir con brillantez a Batwoman, sino que le han dado un elenco de secundarios formidables, que da solidez a sus motivaciones y a sus problemas y que ayuda a construir historias. Lo que cualquiera querría para su serie.

Es verdad, como lo era en el anterior volumen, que se echa de menos el rompedor estilo visual de Williams. La forma en la que construía las páginas era tan extraordinaria que se ha convertido en una marca indeleble de la serie, más incluso que de su autor, que también. Se nota el esfuerzo de Trevor McCarthy de seguir por esa senda, incluso aunque no sea ya un elemento tan definitorio de Batwoman. McCarthy cumple, incluso merece más elogios por su trabajo, pero juega contra un enemigo imposible de batir, el recuerdo de un trabajo memorable y en muchas facetas insuperable. Pero por necesarias que sean las comparaciones, también son injustas. Si estamos asistiendo en estas páginas al final de una era y al comienzo de una nueva nueva, lo mejor es olvidar lo precedente y destacar que McCarthy es un buen ilustrador, que maneja con acierto las escenas de acción y la presencia de un buen número de personajes en la escena. Si no hiciera bien su trabajo, una pelea entre Batwoman y Batman habría chirriado inevitablemente, y no es el caso. Que el Annual que cierra la historia haya unas páginas dibujadas por Moritat es un pequeño guiño al arranque de la serie, cuando el propio Williams variaba de estilo según las escenas. Y es, al mismo tiempo, una buena forma de cerrar este ciclo. Qué grande ha sido disfrutar de Batwoman de esta forma. Veremos a partir de ahora.

El volumen incluye los números 22 a 24 de Batwoman y su primer Annual, publicados originalmente por DC Comics entre julio y octubre de 2013. Además de dos textos de Enrique Ríos, el único contenido extra son las cubiertas originales de J. H. Williams III y Trevor McCarthy.

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