Guión: John Byrne.
Dibujo: John Byrne.
Páginas: 104.
Precio: 12 euros.
Presentación: Rústica.
Publicación: Octubre 2014.
Da igual lo que haga, John Byrne siempre genera atención. En IDW está creando su propio universo superheroico bajo unas condiciones muy particulares. No esconde para nada que su referente es Marvel a la hora de construir personajes, y su toque innovador está en desarrollar una historia única a través de miniseries de cuatro números centradas cada una de ellas en un grupo diferente. Si Trío (aquí, su reseña) era un clarísimo homenaje a Los 4 Fantásticos, Triple Helix lo es a La Patrulla-X. Esta segunda serie recoge los acontecimientos del cliffhanger en el que había acabado Trío y, de hecho, ya anticipa el protagonismo del Cónclave, su versión de los Vengadores. ¿Original? Obviamente, no en lo que se refiere a los personajes, ni siquiera en muchas situaciones que coge prestadas del propio desarrollo de Marvel. Pero el planteamiento es curioso y eso, añadido al nombre de Byrne, basta para asomarse con gusto a esta creación, que no pretende más que proporcionar al lector un rato divertido siendo consciente de que los retos narrativos que presenta son bastante limitados. Lejos de sus rompedoras obras de los 80, Triple Helix confirma que Byrne es astuto incluso desde peldaños muy inferiores a sus obras maestras.
Puede que Byrne sea hoy en día un autor especialmente indicado para nostálgicos del cómic de superhéroes de los años 70 y 80. Esos son los que encontrarán el punto adecuado para disfrutar de Triple Helix. A través de los cuatro números de esta serie, Byrne va desplegando un clímax continuo en el que tienen cabida los temas más clásicos de sus grandes éxitos en Marvel, desde el villano convertido en tal por una tragedia, el dramático cambio de aspecto de un héroe, el enfrentamiento entre diferentes grupos de héroes por un malentendido… No hay más que pensar en Los 4 Fantásticos o en X-Men, y no sólo en las etapas que Byrne pasó en ambas series, para encontrar puntos de encuentro bastante claros con este nuevo universo de IDW. ¿Funciona? Desde luego que sí, porque su autor es un tipo que conoce los resortes que tiene que activar. ¿Pero es algo nuevo? Por supuesto que no. Byrne no quiere ser original, simplemente pasárselo bien. Obviamente, la misma idea de base es algo que no todos los lectores aceptarán con la misma facilidad, pero no se puede negar que Byrne sabe moverse dentro del caos de manejar a tantos personajes protagonistas
Hay menos discusión en lo que atañe al dibujo. Es también un reclamo claro a la nostalgia, porque Byrne se ha adaptado a los nuevos tiempos sin dejar de ser el mismo ilustrador de siempre, pero eso tiene una aceptación mucho más natural y orgánica que los guiones. El cómic de superhéroes mantiene muchos de los códigos visuales de hace décadas, aunque en lo narrativo haya cambiado mucho. Byrne mantiene una configuración clásica de página y muestra a personajes que bien podrían haberse escapado de sus cómics de antaño, pero dándoles un aspecto que no desentonan en absoluto en el presente. Es un magnífico ilustrador y en el género se mueve como auténtico pez en el agua, ya sea en las grandes ilustraciones, en el diseño de sus personajes o en la presentación de los cliffhangers con los que finaliza cada número. Triple Helix está lejísimos de ser una innovación o algo diferente a lo que se ha venido publicando en los últimos años, pero es la mejor manera de explicarle a un lector actual quién era el tipo que revitalizó a personajes como los X-Men, los 4 Fantásticos o Superman gracias a su portentosa habilidad como narrador. Esto no tiene nada que ver con aquello, porque este Byrne está ya acomodado, pero es un divertimento amable.
El volumen incluye los cuatro números de Triple Helix, publicados por IDW entre octubre de 2013 y enero de 2014. Como contenido extra, presenta las portadas originales y alternativas, todas ellas obra de John Byrne, y un artículo de Carles M. Miralles.