Guión: François Walthéry, Gos y Marc Wasterlain.
Dibujo: François Walthéry y Gos.
Páginas: 176.
Precio: 29,95 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Noviembre 2014.
Habiendo sido el cómic durante tantos años un terreno dominado por los héroes masculinos sobre los personajes femeninos interesantes, recuperar historietas como Natacha es una experiencia gozosa. La creación más famosa de François Whalthéry, un ilustrador de la escuela de Peyo y claramente influenciado por él, es una azafata de vuelo que excede su evidente atractivo físico y sexual para convertirse en la estimulante heroína de unas historias exóticas y divertidas para públicos de todas las edades, que dan el salto de un género a otro manteniendo las características que hacen de ella un personaje adorable y más inteligente de lo que puede parecer a simple vista, sobre todo si el lector se queda en el tópico y no profundiza en el retrato que Walthéry y sus otros guionistas hacen de ella. En realidad, Natacha es un personaje muy propio de los años 70, donde esa fortaleza de carácter femenina asomaba ya con fuerza a la ficción narrativa. Apenas se intuyen los rescoldos del machismo más asimilado ante el carácter de una heroína bien construida, más de carne y hueso de lo que era habitual aún con algunas concesiones para fortalecer su impronta.
Partiendo Walthéry de la escuela de Peyo, es obvio que el tono general de las aventuras de Natacha es desenfadado y a ratos cómico. Pero el autor, dibujante de todas las aventuras asimila un grado de tensión narrativa y violencia, siempre ajustada a los parámetros de la historia, que se agradece bastante. Es verdad, y las razones se explican en los extras del libro, que eso se va acentuando más en las últimas aventuras del libro, en las que se ve involucrada en un intento de atentado contra el Concorde en el que viaje, es golpeada con cierta violencia, sufre un accidente de coche en una persecución y está en la línea de fuego de varios tiroteos, pero nunca se convierte en la damisela en apuros tan arquetípica. El tebeo pasa así, casi sin darse cuenta, del género de aventuras al thriller, marcando efectivamente la frontera entre los años 60 y los 70. Eso es lo que diferencia a Natacha de otros personajes femeninos de la época, junto con el punto de partida de situarla en un avión en todas las aventuras (incluso sacándose la licencia de piloto, ahí está la licencia para hacer de ella una heroína más destacable que resulta difícil de creer siendo ella una azafata).
La variada propuesta que esconde Natacha convierte el dibujo de estos álbumes en una tarea más complicada de lo que parece a simple vista. Y es que Walthéry se mueve entre dos aguas con una gran inteligencia. El suyo es, y no no tendría ningún sentido negarlo, un trazo de corte juvenil y a ratos incluso caricaturesco, que sabe aprovechar los momentos de comedia de los relatos y también la sensualidad de la protagonista como reclamo visual ineludible. Pero al mismo tiempo es espectacular la intensidad que tienen las escenas más adultas de los relatos (desde Natacha como víctima de un accidente en la primera aventura, Azafata de vuelo, o el momento de tensión y casi pánico con el que se abre La memoria de metal). De esta forma, hay un viaje espléndido. Azafata de vuelo y Natacha y el marajá son más distendidas, mientras que Un momento de pánico y La memoria de metal tienen un tono mucho más oscuro y dramático. Juntas, las cuatro historias suponen un mosaico realista y de puro entretenimiento que hacen de Natacha una serie viva, en constante evolución pero siempre manteniendo la diversión que se le presupone. Una pequeña gran delicia ahora recuperada en un tomo de lujo.
El volumen incluye cuatro historias de Natacha, Natacha, hôtesse de l’air, Natacha et le Maharadjah, Un brin de panique y La Mémoire de métal, publicadas originalmente en la revista Spirou entre sus números 1.663 y 1.860, entre febrero de 1970 y diciembre de 1973, y recopilados por Dupuis en álbumes respectivamente en 1971, 1972 y 1974 (los dos últimos relatos aparecieron juntos). Además de las cubiertas originales tanto de la revista como de los álbumes, el libro ofrece cuantioso material extra, desde ilustraciones a bocetos pasando por un extenso artículo que repasa el nacimiento del personaje y el desarrollo de estos cuatro primeros relatos.