Editorial: Planeta DeAgostini.
Guión: Brian Wood.
Dibujo: Stéphane Créty.
Páginas: 96.
Precio: 15,95 euros.
Presentación: Rústica.
Publicación: Noviembre 2014.
Brian Wood está consiguiendo en esta serie de Star Wars llevar a los personajes de Una nueva esperanza al ambiente de El Imperio contraataca. La sensación esta presente desde el primer volumen (aquí, su reseña), pero se convierte en parte integral de su relato en esta tercera, Princesa rebelde. Wood pone sobre la mesa los dilemas de los personajes que incorporó Lawrence Kasdan a la invención de George Lucas para llenar precisamente el hueco entre las dos primeras películas de la saga con una historia que expande el universo, territorial y argumentalmente. Su Star Wars es más oscuro, pero al mismo tiempo mantiene el sentido de la aventura que caracteriza a la franquicia. Es Star Wars pero al mismo tiempo es una obra personal. Y eso se agradece, porque a la vez que aumenta el peso de la bibliografía de Wood está enriqueciendo una saga que no tiene fin. Ahora mismo, la peor noticia es que la serie vaya a tener un final por el regreso de los derechos a Marvel tras su paso por Dark Horse, porque esta serie se está convirtiendo, paso a paso, en la expansión definitiva de la primera película, justo lo que Marvel quiso hacer con su primera serie de cómic basado en el filme de Lucas.
No es nada fácil retorcer ligeramente el ensamblaje más puro de una saga como Star Wars y que al mismo tiempo sea fiel a la mitología existente. Wood consigue exactamente eso. Princesa rebelde coloca a Leia ante un enorme sacrificio personal por la Rebelión, la de incluir su matrimonio con el príncipe heredero de Arrochar en el trato para que los oponentes al Imperio tengan un nuevo hogar. La trama de Wood no es compleja, incluye las dosis habituales de intriga, traiciones y acción, y no se basa en las sorpresas, pero sí profundiza y mucho en la psicología de los personajes, en especial Leia y Luke. Ese sería el gran hallazgo de este tramo de la serie, pero en sus páginas finales está el toque maestro: Darth Vader. Su presencia es muy breve pero bastan unas pocas viñetas para que su personaje sea el que más reforzado sale de este arco argumental. En realidad, Wood es un especialista a la hora de manejar personajes y esta es una nueva muestra de ello. Como lo consigue sin dejar que la aventura más propia de la saga fluya con total naturalidad y sin que se pierde el encaje en las dos películas que trata de unir, el disfrute es completo.
Wood es también un guionista lo suficientemente hábil e inteligente como para dejar espacios de lucimiento a su dibujo. Eso, en Star Wars, es además una pieza esencial del mosaico. No se puede realizar un cómic de la saga galáctica sin un encaje visual con la mitología ya conocida y Stéphane Créty cumple con creces con ese objetivo. El suyo es un dibujo que combina el realismo absoluto de sus naves y entornos con un ligero esfuerzo de caricatura en sus personajes, y quizá destaca más en lo primero, en la ambientación, en las batallas y en la acción, a pesar de que sus retratos son también espléndidos y consigue que todos transmitan emociones sin necesidad de acercarse al fotorrealismo que suele imponer la presencia de un actor previo, como es el caso de cualquier cómic de Star Wars. Para evaluar la fidelidad de cualquier dibujante al referente cinematográfico, Vader viene a ser la prueba de fuego, y Créty dota al Señor Oscuro del Sith de tal presencia que sobran los adjetivos. Princesa Rebelde sigue aumentando la leyenda de esta serie para configurarse como una de las mejores lecturas sobre Star Wars que se han realizado en los últimos años.
El volumen incluye los números 15 a 18 de Star Wars, publicados originalmente por Dark Horse entre marzo y junio de 2014. El único contenido extra son las cubiertas originales de dichos números, obra de Hugh Fleming, Sean Cooke y Victor Manuel Leza.