Guión: Will Pfeifer y Adam Beechen.
Dibujo: Chris Weston y Steve Scott.
Páginas: 96.
Precio: 8,95 euros.
Presentación: Rústica.
Publicación: Junio 2014.
La riqueza de Batman como personaje se ha cimentado en muchas ocasiones con historias en las que no es tanto el protagonista sino el motor de lo que sucede. Así es en las dos historias que recoge este volumen titulado según la priemra de ellas, El fuego de la victoria, ambos relatos publicados en la última etapa de Legends of the Dark Knight. Mientras que la de Adam Beechen y Steve Scott no es más que una breve anécdota juguetona y divertida, la de Will Pfeifer y Chris Weston sí tiene más enjundia. Es algo inverosímil, pero plantea elementos de mucho interés. ¿Cuántas personas como Erik Webber podrían plantearse una venganza contra el Caballero Oscuro en los términos en los que él la planea y ejecuta? ¿Cuáles pueden ser las consecuencias más personales que deriven de la acción de un vigilante? ¿Y hasta qué punto Batman depende del uso de la tecnología? Esas son algunas de las preguntas que Pfeifer plantea y a las que da respuestas sugerentes en el marco de una historia trepidante y bien llevada. Quizá sea menos trascendente de lo que le gustaría, pero aún así es más que suficiente para sostener con eficacia su propuesta.
Nunca es fácil narrar una historia desde el punto de vista del antagonista del héroe, pero Pfeifer lo hace con bastante soltura, haciendo que Batman se convierta en la obsesión de Erik Webber, un tipo corriente que un buen día decide realizar un atraco frustrado por el Caballero Oscuro y que le deja secuelas físicas importantes. El planteamiento de este duelo antagónico, incluso sabiendo que no es un enemigo que a priori pueda estar a la altura de Batman, es sobresaliente y el desarrollo adecuado, aún con esas mismas dudas que se presentan por el tipo de persona al que se enfrenta. Los aspectos más rutinarios o inverosímiles en los que podía caer la resolución los esquiva con una divertida secuencia, casi cínica, con la que cierra bien la historia. El Batman de Chris Weston no es uno especialmente memorable o personal, pero es un ilustrador que narra bastante bien y, sobre todo, que crea unos escenarios espectaculares. El detallismo de su trazo hace que todas las escenas cobren vida con bastante facilidad y es una característica que el guión de Pfeifer le permite explotar (ojo a la escena del francotirador o al espectacular clímax).
Si la historia de Pfeifer y Weston se centra en una trama detectivesca que busca un punto de vista original, el único lugar de coincidencia con la de Adam Beechen y Steve Scott está en poner el énfasis en personajes ajenos a Batman. En este caso, el protagonista es una chaval de instituto corriente que intenta impresionar a la chica de sus sueños prometiendo que le enseñará al Caballero Oscuro en acción. Beechen escribe un pasatiempo simpático, que casi apela más a la vida real de los lectores que a su deseo de entretenimiento con un mundo de ficción, un relato ligero y desenfadado sin mayor trascendencia y un desarrollo más o menos previsible. Steve Scott dibuja la historia con soltura y haciendo hincapié en los elementos más cotidianos, casi humorísticos, que tiene el guión de Beechen. Lo más sobresaliente de estas páginas puede estar en el aspecto de ídolo juvenil que se le da a Batman (todas esas chicas de instituto con murciélagos en sus carpetas y en sus camisetas). Ambas historias forman parte del último tramo de una serie que ya había dado lo mejor de sí, pero los completistas de Batman agradecerán su lectura.
El volumen incluye los números 197 a 199 y 212 de Legends of the Dark Knight, publicados originalmente por DC Comics entre enero y marzo de 2006 y enero de 2007 respectivamente. Además de un artículo de Enrique Ríos, el único contenido extra son las cubiertas originales de Chris Weston y Cliff Chiang.