Título original: Fantastic Four.
Director: Tim Story.
Reparto: Ioan Gruffudd, Jessica Alba, Chris Evans, Michael Chiklis, Julian McMahon, Hamis Linklater, Kerry Washington.
Guión: Michael France y Mike Post.
Música: John Ottman.
Duración: 105 minutos.
Distribuidora: Fox.
Estreno: 8 de julio de 2005 (Estados Unidos), 15 de julio de 2005 (España).
En torno al ecuador de Los 4 Fantásticos, después de que Ben y Johnny evidencien en público sus diferencias y la Cosa le explique a Susan el porqué de su melancolía, no queda más remedio que reconocer que esta adaptación encontró caminos por los que ser la versión cinematográfica definitiva de la Primera Familia de Marvel. Pero no lo es. ¿Por qué? Porque los aciertos son puntuales, no terminan de alcanzar a toda la película, que se queda en un divertimento casi llamado a satisfacer a audiencias juveniles más que a los lectores más veteranos y que además de tener un guión que necesitaba alguna que otra vuelta (por mucho que sea el resultado final de un libreto que circuló por las oficinas de los productores durante más o menos una década) se conforma con su reducida escala con demasiada facilidad. Ese es su principal problema. Nunca quiso ser más de lo que es. No quiso reivindicar a los 4 Fantásticos como personajes adultos, como sí quiso hacer y de hecho lo logró Bryan Singer con X-Men, sino expandir una franquicia a otros mercados de una forma suficientemente aceptable para que nadie se molestara. Y sin ser una película destacable, sí proporciona la diversión suficiente.
Siguiendo la tradición de las películas contemporáneas basadas en personajes de Marvel, hay en Los 4 Fantásticos una amalgama entre las versiones tradicionales y las del universo Ultimate. Aún así, lo esencial de los cómics sí que está en la película. Los rayos cósmicos, los poderes de cada uno de los protagonistas, las relaciones que se establecen entre ellos. ¿Qué falla? La escala. La película no es épica. Es modesta, es incluso reducida. Nunca se llega a sentir la grandeza que tiene el momento en que descubren sus poderes porque están supeditados al deseo de contentar a audiencias adolescentes (como es el caso del videoclip en el que Johnny arde por primera vez), a consumidores de comedias románticas (los de Reed y Sue) o directamente esconden la ausencia de un presupuesto adecuado para mostrar una transformación, la de Ben en la Cosa. Ni siquiera con el cuarteto ya constituido hay acción a su altura, sobre todo la en el fondo absurda escena en el puente neoyorquino, y el final apenas tiene esbozos e imágenes de lo que podría haber sido (Sue conteniendo con sus campos de fuerza los ataques del Doctor Muerte o la espectacular Supernova de Johnny).
Siempre hay mucha polémica en torno a la elección de quienes deben interpretar a personajes con décadas de trayectoria en las viñetas, y con Los 4 Fantásticos la hubo y la sigue habiendo, pero lo cierto es que los cuatro actores encajan a la perfección. Ioan Gruffud como Reed Richards, Jessica Alba como Susan Storm, Chris Evans como Johnny Storm y Michael Chiklis como Ben Grimm forman parte de lo más acertado de esta versión. Quizá el más destacado sea Evans, que encarnó a la perfección la inmadurez de la Antorcha Humana y su sensación de estar gozando con sus poderes. Que la Cosa fuera producto del maquillaje y no del trabajo informático se puede considerar a partes iguales un acierto y un error. Es verdad que la Cosa necesita de la humanidad de una mirada triste, y en eso Chiklis convence con mucha facilidad, pero la versión final del personaje dista mucho de parecer auténtica roca. De hecho, hay algunos planos en los que se aprecia que el material es blando. El fallo en los personajes, en realidad, está principalmente en el guión. Ni Reed parece el mayor genio de la Humanidad que tendría que ser, ni Sue es el alma que une a los 4 Fantásticos, por mucho que se esfuercen los actores.
No es fácil criticar sin piedad la película habiendo conocido (y admirado) las mejores etapas del cómic, porque sí hay elementos notables (es imposible no emocionarse ante el primer vuelo de la Antorcha o al desplegar la Mujer Invisible sus campos de fuerza), pero es cierto que todo quedó por debajo de las expectativas. El baremo para medirla, además, es muy similar al que se puede aplicar al cómic: una buena historia del Doctor Muerte es una buena historia de los 4 Fantásticos. Y aquí el Doctor Muerte es precisamente uno de los aspectos más flojos. Visualmente es escaso, pero sobre todo dramáticamente el personaje hace justicia a su grandeza en el cómic. Quizá el problema de la película de Tim Story sea que no quería contentar a audiencias adultas sino contribuir a la venta de juguetes y llevar a los cines al público menos exigente. Pero al aficionado clásico le queda el resquemor de haber visto cómo tenían algunos de los conceptos más elementales de los personajes y los dejaron escapar. Como siempre en las películas Marvel, ojo al magnífico cameo de Stan Lee, dando vida a un personaje mítico y añorado del tebeo de Los 4 Fantásticos.
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