Guión: Lewis Trondheim.
Dibujo: Matthieu Bonhomme.
Páginas: 152.
Precio: 22 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Mayo 2014.
Si Lewis Trondheim es capaz de escribir un western, es que ya quedan pocas cosas que no haya hecho o que no sea capaz de hacer. El francés tiene un estilo mordaz e inteligente que ya ha demostrado con creces que se puede ajustar a cualquier género, pero Texas Cowboys viene a ser la confirmación definitiva. Planteada como una colección de historias cortas, es un realidad un inegnioso modo de hilar una historia más compleja, que repasa los mismos momentos desde diferentes puntos de vista, con personajes extremos y muy bien construidos, como suele ser habitual en su obra. Y demostrando que incluso los géneros más cerrados y con los códigos más estrictos, y el western es uno de los más pétreos en ese sentido, permiten la construcción de historias nuevas, frescas e imaginativas. Sencilla en apariencia pero tan complejamente construida para verla desde tood los puntos de vista que el disfrute es muy intenso. Quizá después de leer Texas Cowboys, que completa con un espléndido dibujo el ilustrador Matthieu Bonhomme, algún que otro lector cambiará de opinión sobre el western.
El envolvente planteamiento de Trondheim es lo que distingue a Texas Coywboys como una muy atractiva y original muestra de género. Ladrones, salones, póker, sheriffs, pistolas, caballos, parajes desérticos, pequeños pueblos, recompensas… Hay una pretensión obvia de recorrer cada elemento iconográfico del western, incluyendo las portadas de cada episodio, que recuerdan a las viejas novelas del género. Pero Trondheim no se limita a recrear el western. Lo que hace es apropiarse de él, con una estructura que le habría servido para cualquier otro tipo de historia pero introduciendo elementos muy personales, turbios y divertidos, esas casualidades que crecen cuando se juega con el tiempo y el espacio de una forma tan compleja como lo hace aquí. La historia podría haberse extendido durante bastantes menos páginas, pero la forma completa al fondo y hace de Texas Cowboys un tebeo de continuos descubrimientos. Convence y con nota la forma en la que el autor va mostrando cómo son los personajes y las relaciones que hay entre ellos.
La original aproximación de Trondheim es un caramelo para un dibujante y Matthieu Bonhomme disfruta con ella, tanto con los códigos del género, que plasma a la perfección con sus figuras sencillas, como con esos cambios continuos de punto de vista que van confluyendo en las mismas escenas. Bonhomme hace que los hombres rudos lo parezcan, que la ineludible mujer del salón sea tan atractiva como ha de serlo, pero sobre todo logra que los personajes cobren vida incluso por encima de la importancia del escenario. De nuevo, como en el guión de Trondheim, es de alabar que sea una historia de género, y muy bien construida para encajar en la iconografía más clásica del western, pero al mismo tiempo es una historia con una narrativa cuidada, que encajaría en cualquier otro tipo de tebeo. Eso hace de Texas Cowboys un muy buen cómic, válido para quien busque un western entretenido y clásico, para quien no esté tan acostumbrado (o no disfrute tanto) del género en su versión más genuina, pero también para quien busque el cinismo de Trondheim o un dibujo tan atractivo como el de Bonhomme. Es difícil que la apuesta no sea ganadora por uno u otro motivo.
Dupuis publicó originalmente Texas Cowboys en agosto de 2012. El libro no tiene contenido extra.