CÓMIC PARA TODOS

‘Amargura’, de Antoine Ozanam y Antoine Carrion

1920116_600049063437571_6400184507690181337_nEditorial: Yermo.

Guión: Antoine Ozanam.

Dibujo: Antoine Carrion.

Páginas: 80.

Precio: 16 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Septiembre 2014.

Si hay algo que se puede destacar del tándem artística que forman Antoine Ozanam y Antoine Carrion (que firma con el pseudónimo de Tentacle Eye), autores de La sombra blanca (aquí, su reseña) y El canto de los sables (aquí, su reseña), es su versatilidad. En una compenetración siempre interesante, son capaces de meterse de lleno y con relativa facilidad en historias de corte muy diferente, tanto en lo narrativo como en lo visual, tanto en el género como en los personajes, tanto en el escenario como en las pretensiones. Amargura confirma ese carácter todoterreno de sus autores, llevando al lector a un escenario de ciencia ficción distópica (un mundo en el que se obliga a compartir el espacio de los domicilios para evitar la indigencia en las calles y se tiene el derecho de ejecutar a los ancianos para no sobrecargar el sistema de pensiones) para contar una historia de amor y desamor que encuentra en su título la más perfecta descripción de las sensaciones que desprende. Convence mucho más en su arranque que en su conclusión, pero tiene ideas lo suficientemente atractivas como para mantener el interés hasta el final.

Ozanam sale triunfante de la forma en la que describe, al mismo tiempo, su mundo y la historia. La distopía y el amor, incluso ya los primeros rasgos de la amargura del título. Eso alcanza un nivel sobresaliente, con esa narración en off del protagonista, un marinero que regresa a su ciudad sólo para descubrir esas nuevas leyes asfixiantes y enamorarse sin remedio. No baja mucho el interés cuando la revolución contra ese sistema se convierte en protagonista del relato, pero en el tramo final sí es cierto que se pierde algo el foco originario de la historia. Falta una pizca de equilibrio para que el guión de Amargura sea más redondo de lo que es, quizá porque el uso del tiempo y las elipsis no terminan de convencer con la misma fuerza que el escenario central. Pero éste, por sí solo, es formidable y da pie a escenas de enorme interés y a momentos de una desbordante imaginación narrativa. Incluso en las páginas que no están entre lo mejor de este álbum, no es difícil dejarse llevar por la amargura del protagonista. Y es que Ozanam domina las sensaciones en sus relatos.

Ahí es donde entra en juego la fascinante conjunción que tiene con Carrion. Siendo siempre identificable, el que firma como Tentacle Eye es un ilustrador camaleónico que aquí opta por tonos ocres, que evocan las sensaciones que adelante el título, melancolía y pesimismo. Carrion es quien marca el estado de ánimo, aprovechando con mucho acierto las posibilidades que le da el guión de Ozanam, plasmando a la perfección la aguda crítica social que se desliza, pero también los dilemas personales de los protagonistas, de un hombre y una mujer destinados a cambiar sus respectivas vidas. Hay en el dibujo formas muy atractivas de plasmar soluciones narrativas, como los sueños en desdibujadas tintas blancas, el pensamiento en figuras que se colocan sobre las cabezas de los actores (en un efecto similar al que se genera en la portada) o el movimiento de un barco girando levemente las viñetas. Son pequeños detalles que contribuyen al gran acierto de Amargura, el triunfo de lo sensorial como complemento de un mundo muy atractivo.

Casterman publicó originalmente L’Amourir en mayo de 2010. El libro no tiene contenido extra.

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Esta entrada fue publicada el 9 octubre, 2014 por en Antoine Carrion, Antoine Ozanam, Casterman, Cómic, Yermo.

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