Guión: Zidrou.
Dibujo: Man.
Páginas: 56.
Precio: 15 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Julio 2014.
Siendo El cliente una obra centrada en el mundo de la prostitución, lo que asombra casi desde la primera página la enorme ternura que hay en la historia. Y asombra aún más si tenemos en cuenta que tiene un realismo excepcional. Conjugar ambas cualidades parece muy difícil, sobre todo porque se cae en el peligro de contar un cuento de hadas tan bonito que se olvide los aspectos más sórdidos de este mundo que pretende reflejar (de alguna manera, es lo que le sucedía a Pretty Woman, película con la hay algún paralelismo argumental pero en absoluto de fondo; ambas opciones son lícitas para contar una historia pero diametralmente opuestas). Pero Zidrou y Man encuentran rincones para que su historia, atípica dentro del tópico, se cuele por los rincones más insospechados de lo cotidiano. Mafia y prostitución, sí, pero también conversaciones sobre fútbol entre un proxeneta y un cliente. Sexo por dinero y mujeres atrapadas en ese mundo, desde luego, pero también amor y sentimientos bondadosos que se resumen en un abrazo fraternal. Impresiona conseguir tanto en tan pocas páginas y con un punto de partido que invita al pesimismo.
El triunfo más básico de El cliente es que es un tebeo realista sobre la prostitución, pero desde un punto de vista humano, no sexual. No hay desnudos, no hay escenas de sexo, pero sí hay miradas, hay imágenes, hay rincones cargados de vergüenza y de decisiones trascendentes. «Se que voy a decepcionar a más de uno, pero… no haremos dibujos de modelos desnudos», llega a decir el protagonista, un profesor de dibujo, casi lanzando un mensaje a los lectores. Zidrou hace que el tema del álbum no sea el sexo, sino la belleza. Usar a este profesor es el primer paso para conseguirlo. Que la única escena de cama sea una de confidencias, de intimidad, de belleza en definitiva. No hay nada sucio en la relación que mantienen y tal es el grado de intimidad que no hacen falta ni los nombres, sobre todo el de él, que no aparece hasta el final. La premisa de El cliente es tan sencilla que casi parece extraño que su tono de thriller esconda tantas sensaciones, tantos momentos especiales que hablan de humanidad, y sin perder de vista la sordidez del mundo que retrata, algo que hace ya desde la primera secuencia.
Las pretensiones del guión de Zidrou encuentran un reflejo prácticamente perfecto en los lápices y el color de Man. El ilustrador catalán tiene la durísima tarea de reflejarlo todo en sus viñetas: la crudeza y la ternura. Y lo hace con una inmensa facilidad, aprovechando las luces de neón y la oscuridad de la noche para que lo más turbio impacte, para que el lector tenga que pensárselo dos veces antes de entrar en esos escenarios. Pero al mismo tiempo dota a sus personajes de una humanidad increíble, de una enorme fragilidad (que se plasma de maneras vinculadas íntimamente a cada personaje, enriqueciendo el conjunto). Van pasando las páginas de El cliente y es difícil encontrar un punto débil en su narración, que impresiona incluso asumiendo que no es una historia nueva, que no es la primera vez que alguien nos la cuenta. Quizá sí sirve para abrir los ojos y ver el mundo de la prostitución de otra forma, alejada de las frías cifras o de la simple sensación de ser un problema social. El cliente es, en realidad, una historia terriblemente humana. Y eso es un mérito enorme de Zidrou y Man, que han firmado una obra, quizá no excesivamente trascendente, pero sí hermosa.
Dargaud publicó Le client en marzo de 2013. El libro no tiene contenido extra.