‘Los 4 Fantásticos. El maestro de Muerte’, de Mark Millar y Bryan Hitch

Editorial: Panini.

Guión: Mark Millar.

Dibujo: Bryan Hitch.

Páginas: 256.

Precio: 25 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Febrero 2013.

La breve etapa de Mark Millar y Bryan Hitch al frente de Los 4 Fantásticos finaliza en ese volumen, El maestro de Muerte, que continúa la historia tras Los mejores del mundo (aquí, su reseña). Y es un final aún más impresionante que el arranque por un motivo muy sencillo: el Doctor Muerte tiene un papel aún más trascendente, de una forma rompedora, original, fresca y sobre todo épica. Muerte es esencial en casi todas las grandes historias de la primera familia de Marvel, y Millar consigue una de las más grandes, ante cuyo final no queda más remedio que quitarse el sombrero y aplaudir. El guionista logra, con la ayuda de un magnífico Hitch, que sus historias sean deudoras del concepto original que crearon Stan Lee y Jack Kirby, que sea una actualización fiel a la esencia del grupo porque sabe explorar los dos terrenos más consustanciales a Reed, Sue, Johnny y Ben: las aventuras de ciencia ficción y el carácter más personal. Por eso, tan pronto aparecen los 4F miniaturizados, luchando contra amenazas alienígenas o enfrentándose al Doctor Muerte o al Marqués de la Muerte como debatiéndose por problemas amorosos o familiares.

Lo que siempre convierte una etapa cualquiera en un momento mítico, sea cual sea la serie pero sobre todo en una tan especial como Los 4 Fantásticos, es entender los distintos tonos en los que puede mostrarse. Por eso, la etapa de Millar es formidable. A los logros del primer volumen se suman estas tres historias. La primera no deja de ser un cuento familiar en el que se deslizan temas asombrosamente adultos y donde los 4F hacen frente a la amenaza de una singular criatura. La segunda, El maestro de Muerte, es sin duda, la cumbre de esta etapa. Un relato asombroso, lleno de golpes de efectos (sencillamente magistral el comienzo del segundo episodio, un brutal salto al futuro), con toda la imaginería visual que corresponde a una aventura cósmica de los 4 Fantásticos, con una espectacularidad salvaje, pero sin descuidar lo pequeño, lo personal. El final, con un instante para cada miembro del cuarterto en torno a la boda de Ben, es soberbio. Y la historia final es la despedida perfecta. Millar introduce más humor que nunca, un elementos abierto por si otros autores quieren explorarlo en el futuro y el microverso, un escenario perfecto para la serie.

Si Millar muestra una comprensión formidable de los 4 Fantásticos, lo mismo se puede decir de Hitch. La conjunción es espléndida entre guionista y dibujante, la ha sido siempre, desde que hicieron The Ultimates, y lo es en su formidable interpretación de los 4 Fantásticos. Hitch domina lo grande y lo pequeño, las grandes piezas de acción y los contrapicados con los que tanto disfruta (y que tan maravillosamente bien le sientan al Doctor Muerte para expresar su grandeza), y también las conversaciones, las que engrandecen el espíritu de los personajes. En ese aspecto, es imposible no disfrutar doblemente de su versión de la Cosa. Es fácil colocar a Ben Grimm en una pelea contra un adversario temible de descomunal tamaño, pero es mucho más complicado hacerle llorar, y Hitch emociona en ambas labores, por supuesto a diferentes niveles. Los mejores del mundo y El maestro de Muerte forman un díptico extraordinario, una de las mejores etapas recientes de Los 4Fantásticos, digna heredera de las más grandes épocas, las de Lee y Kirby o John Byrne. ¿El único pero? Que durara tan poco, sólo 16 números y un Annual. Pero es una joya en todo caso.

El volumen incluye los números 564 a 569 de Fantastic Four, publicados originalmente entre abril y septiembre de 2009, y el Annual número 32 de la serie, de agosto de 2011. Como contenido extra, el libro ofrece una introducción de Raimón Fonseca, unartículo final de Julián M. Clemente y las portadas originales de Bryan Hitch.