Guión: John Byrne.
Dibujo: Kurt Schaffenberger y Win Mortimer.
Páginas: 200.
Precio: 19,95 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Julio 2014.
Después de El mundo de Krypton, miniserie incluida en el sexto volumen de Superman. El Hombre de Acero (aquí, su reseña), John Burne cierra una especie de trilogía dedicando miniseries similares a los otros dos lugares emblemáticos de la tradición del primer superhéroe. El mundo de Smallville y El mundo de Metrópolis forman este octavo volumen de la serie, imprescindibles para los completistas de esta larga etapa de Byrne al frente de la series del personaje pero al mismo tiempo fácilmente desgajables de las aventuras principales. Aunque tienen elementos muy interesantes, como pueden ser el nuevo papel de Lana Lang como amiga y confidente de Clark Kent en Metropolis o las andanzas casi juveniles que permitieron a Lois Lane abrirse camino en el Daily Planet, estas dos miniseries no están entre lo más relevante de la producción de Byrne en torno a Superman, y sobre todo en el caso de El mundo de Smallville este material está entre las historias que peor han llevado el paso de los años. Aún así, firma Byrne como guionista y de eso, por muchas críticas que reciba el autor norteamericano, casi siempre se puede sacar algo en claro.
El mundo de Smallville se detiene primero en los Kent y después, sin sacarles del cuadro, en Lana. La primera parte de la historia, aún dando a los padres adoptivos de Superman la relevancia que merecen, se antoja algo superflua. Nada cambia tras su lectura. Y la segunda parte, la de Lana, es algo reiterativa y está demasiada anclada a la continuidad y al evento Millennium. Pese a todo, sigue habiendo datos interesantes, sobre todo en lo referente a la mejor amiga de Clark. El mundo de Metrópolis se estructura de una forma diferente y dedica cada uno de sus cuatro episodios a un personaje diferente: Perry White, Lois Lane, el propio Clark en sus primeros pasos en la gran ciudad y Jimmy Olsen. Lo más atractivo está en los dos primeros, que además están hilados de una forma muy sutil y agradecida. Byrne desgaja aquí los orígenes de la relación que ambos, por separado, tienen con Lex Luthor. El mejor de estos episodios, en todo caso, es el dedicado a Lois, una Lois de quince años y ya obsesionada por ser la mejor reportera del Planet. Sin estar entre lo mejor ambas miniseries encajan en el objetivo de Byrne de tratar toda la mitología de Superman.
Byrne, con una agenda ya muy sobrecargada con las series centrales del Hombre de Acero, no dibuja en estas dos miniseries más que las cubiertas, pero escoge ilustradores relevantes en la historia del personaje, casi como un mensaje a los lectores de que lo que van a leer es algo con poso histórico. El mundo de Smallville se la deja a Kurt Schaffenberger, que a finales de los años 50 ya hizo sus primeros dibujos de Superman y de El mundo de Metrópolis se ocupa Win Mortimer, uno de los autores de las tiras de prensa de Superman en décadas de los 40 y los 50. El recurso a estos dos ilustradores hace que el dibujo de estas dos series tenga un corte incluso más clásico, y más en comparación con los números previos, los dibujados por Byrne. Como en el guión, y al margen de las esporádicas intervenciones del Hombre de Acero en historias que le tocan colateralmente pero de las que no es el protagonista, lo mejor es la versión adolescente de Lois que hace Mortimer. Como se ve, y aunque no sea uno de los mejores momentos de la etapa de Byrne, hay elementos de sobra para mantener el interés y más comprendiendo que son historias separables.
El volumen incluye los números 1 a 4 de las miniseries The World of Smallville y The World of Metropolis, publicadas originalmente por DC Comics entre abril y julio de 1988 la primera y agosto y noviembre del mismo año la segunda. Además de dos artículos de Javier Olivares Tolosa, el único contenido extra son las cubiertas originales, obra de John Byrne.