‘Stumptown’ 1, de Greg Rucka y Matthew Southworth

Editorial: Planeta DeAgostini.

Guión: Greg Rucka.

Dibujo: Matthew Southworth.

Páginas: 168.

Precio: 17,95 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Septiembre 2014.

Puede que la comparación sea arriesgada e incluso algo engañosa, pero es inevitable encontrar en Stumptown algo de los mejores números que Greg Rucka escribió para Gotham Central. Ambas series no tienen en realidad nada que ver, pero el manejo que Rucka tiene de un personaje femenino excepcional, Reneé Montoya en aquel, hace que los dos títulos encuentren un formidable punto en común dentro de los diferentes caminos que siguen dentro del género negro. Y es que ahí Rucka es un auténtico maestro. Dex Parios es el nombre de la detective de treintaypocos años que ha escogido para este relato. Dura, sarcástica, con una vida que roza el patetismo. Sencillamente perfecta en su imperfección, porque Rucka hace de ella un eje excepcional para una historia sugerente pero que, en realidad, no se sale demasiado de los parámetros del género. Rucka sabe que lo que importa es convencer mucho más que innovar, y desde luego que lo hace. Cinismo y realismo desbordan las viñetas, también gracias al excepcional trabajo de Matthew Southworth. Qué fácil parece a veces hacer una historia de género. Sólo hay que entender sus claves.

Como ese truco es aparentemente sencillo, Rucka lo reviste de una manera que el lector quede enganchado desde el principio. ¿Cómo? Haciendo que el primero de los cuatro episodios sea un flashback que sigue a un golpe de efecto sensacional. A partir de ahí, sobran las presentaciones. La información que se presenta nunca es redundante y el lector va conociendo a Dex poco a poco. De hecho, llega el clímax y todavía estamos conociéndola (en ese magnífico momento, una de las cumbres de Stumptown, es ella misma la que se presenta) Rucka domina el fondo pero también la forma. Sus diálogos son excepcionales, de esos que amenazan con permanecer en la memoria, cínicos, cortantes y sobre todo realistas. Porque por inverosímil que pueda llegar a parecer la historia en algún momento, el realismo siempre manda. Y en ese registro, qué extraordinario manejo tiene Rucka de los personajes, sobre todo de los femeninos, hasta cuatro de capital importancia, que son cualquier cosa menos clones. El guión de Rucka es tan espléndido que no hay en él dos personajes siquiera parecidos. Como en la vida misma.

A este realismo de Rucka siempre le ha convenido un dibujante sucio, que domine la ambientación y especialmente la expresividad en los rostros y en el lenguaje corporal. Recuperando el paralelismo con Gotham Central, un Michael Lark. Matthew Southworth sigue esa línea con muchísima destreza y, como Rucka, intrigando desde el primer número. Ahí lo hace con el retrato de Dex, con el espléndido manejo de los silencios y con su especial narrativa en el cliffhanger que da paso al flashback. A partir de ahí, su trabajo no deja de mejorar hasta la formidable puesta en escena de la secuencia final, una clase magistral de cómo mostrar una escena que acontece en una penumbra realista. Southworth y Rucka conectan en Stumptown. Cuentan lo mismo. Dex es la misma mujer para ambos. Y eso, aunque parezca nimio, es fundamental para que la serie despegue tal y como lo hace. Y es que, ¿de qué otra forma se puede conseguir realismo en una historia que se titula El caso de la chica que se llevó el champú (pero se dejó el mini)? Aunque ese subtítulo pueda sugerirlo, Stumptown no es una comedia. Es genero negro del bueno. El dominio de Rucka.

El volumen incluye los cuatro números del primer volumen de Stumptown, publicados originalmente por Oni Press entre octubre de 2009 y agosto de 2010. El contenido extra del libro lo forman una introducción Matt Frantion, la reproducción de un cómic promocional de Stumptown de ocho páginas y tamaño reducido, diseños de camisetas basadas en la serie y varios anuncios y láminas de Matthew Southworth.