Guión: Peter Milligan.
Dibujo: Michael Allred, Darwyn Cooke y Duncan Fegredo.
Páginas: 326.
Precio: 16,50 euros.
Presentación: Rústica.
Publicación: Abril 2014.
La X del título es la aclaración para no iniciados de que estamos ante una de las series del entorno mutante de Marvel, pero, a excepción de una puntual aparición de Lobezno, poco o nada tiene que ver Fuerza -X con los X-Men. Mutantes, sí, pero con otro tono completamente diferente. Lo que Peter Milligan y Michael Allred ofrecieron en esta etapa, que se recoge de forma íntegra en este volumen, es un compendio de irreverencias, salvajadas, mala leche y cuestiones conflictivas… pero contado todo casi como si éste fuera un tebeo para niños. Fuerza-X se configura así como una rocambolesca paradoja, una serie valiente por los temas que trata y por la forma en que los aborda, en la que tiene su riesgo encariñarse de algún personaje por la posibilidad de que muera en la siguiente aventura. Al fin y al cabo, los protagonistas forman un grupo de mercenarios dirigidos por gente más pendiente de los estudios de mercado que del altruismo superheroico, sin un liderazgo indiscutible y con continuas trifulcas entre ellos mismos. ¿Divertido? Muchísimo. ¿Y con trasfondo? Más del que pueda parecer, y no sólo por esa aventura en la que Milligan y Allred ofrecen su particular versión de una de las historias de moda de la época, la de Eliancito, aquel niño cubano que Estados Unidos deportó a su país.
La clave para entender la Fuerza-X de Milligan está en sus dos primeras páginas. Es violento, es cruel, es imprevisible y precisamente por todo ello es muy divertido. Los mutantes que desfilan por sus páginas no son héroes. Son más bien chicos conflictivos con aires de grandeza o atribulados por sus problemas, que han descubierto que sus poderes les pueden abrir la puerta a una vida de lujos, o al menos a una vida diferente a la que tenían, a cambio de arriesgarlo todo en misiones complicadas y a veces de oscuros propósitos. Tampoco tienen poderes que, digamos, se cuenten entre los más útiles o populares (grasa maleable, hipersensibilidad en la piel, el sudor como arma…). Y las relaciones entre ellos son intensas: para bien, para enamorarse o convivir, o para mal y estar en un permanente enfrentamiento. Milligan introduce todos estos elementos y muchos más (entre ellos el inclasificable personaje de Doop, que protagoniza un delirante y onírico número sin diálogo, de lo más surrealista que ha publicado Marvel en las últimas décadas) en una coctelera para producir un resultado asombroso, divertido, dramático y cargado de cinismo, con personajes cambiantes, que evolucionan y están anclados en la realidad a pesar de sus asombrosos poderes.
Hay en los planteamientos de Milligan tantos elementos turbios que casi parece mentira que entren con tanta facilidad. Por supuesto, en esto tiene buena parte de la responsabilidad el estilo caricaturesco y desenfadado de Michael Allred. A simple vista, da la sensación siempre de que Allred tiene limitaciones en los movimientos de sus personajes, pero acaba mostrando muchos más recursos que impedimentos y dota a los personajes de un carisma especial. Es verdad que Darwyn Cooke, otro dibujante de trazo sencillo, demuestra en un solo número más dominio de la narrativa que Allred, pero hay que reconocerle a éste que sabe llevar la serie con mucha solvencia por los derroteros que escoge, incluso sorprendiendo con espléndidos planos que desafían las limitaciones de su trazo. Su primera contribución, no obstante, es hacer que la violencia sea visualmente tolerable. Y a partir de ahí llega el momento del disfrute. Fuerza-X quiere ser una serie rara, y lo es tanto por la desbocada imaginación de Milligan como por el dibujo de Allred. Y así, casi sin darse cuenta, el lector no deja de pasar páginas para conocer qué les va a suceder a estos parias de la sociedad, incluso dentro de los mutantes, en historias que siguen sonando muy actuales a pesar de tener ya más de una década de existencia.
El volumen incluye los números 116 a 129 de X-Force, publicados originalmente por Marvel entre mayo de 2001 y agosto de 2002. Como contenido extra, el libro ofrece una introducción escrita por Bruno Orive, el traductor de Doop para entender lo que está diciendo este curioso personaje en las páginas del tebeo y las cubiertas originales, todas ellas de Michael Allred a excepción de las de los números 124 y 129, de Darwyn Cooke y Duncan Fegredo respectivamente.