Guión: Grant Morrison.
Dibujo: Dave McKean.
Páginas: 216.
Precio: 21,50 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Junio 2014.
Hay algo atractivo en la locura. Asilo Arkham. Un lugar sensato en una tierra sensata, que ese es el título completo de este pequeño gran clásico, es, efectivamente, una obra sobre la locura. Sobre diferentes tipos de locura, pero sobre todo de la locura que afecta a quienes se consideran cuerdos. Grant Morrison, en su primera gran aproximación a Batman, se beneficia de las complejas, sugerente e impactantes imágenes de Dave McKean para dar rienda suelta a su compendio de traumas, trastornos y psicopatías. Arkham, como persona y como lugar, representan la locura en el mundo del Caballero Oscuro y pocas veces se ha representado de una forma tan extrema como aquí. Porque tan penetrante es el obsesivo dibujo de McKean como algunas de las atrevidas versiones de los personajes que plasma Morrison, con un Joker que bordea la homosexualidad como pocas veces, un Dos Caras al que en busca de una cura se ha llevado al extremo opuesto de su dicotomía decisoria o un Killer Croc animal como pocas veces gasta entonces (aunque Jim Lee se llevara el mérito en Silencio de su versión más bestial). Asilo Arkham es un delirio que pide a gritos más de una lectura, todavía hoy, veinticinco años después de su publicación original, para tratar de captar todos los dobles sentidos y matices de una obra brutal.
Para este Morrison, el mundo de Batman es oscuro, turbio, complejo y cargado de irracionalidad, incluso dentro de una formidable lógica que se puede ir intuyendo en el comportamiento de todos los personajes. De Batman, pese a sus dudas, por supuesto del Joker a pesar de ser el villano más imprevisible de este universo, pero también del resto de inquilinos de Arkham y de sus doctores. La clave, no obstante, está en Amadeus Arkham, que es sobre quien pivota todo lo que acontece en el relato: lo más onírico, lo más psicológicamente complejo, pero también lo más cercano al tebeo de superhéroes, con sus planes maestros que acaban poniendo a prueba al héroe. Ese es el gran acierto de Morrison, que teje una historia de incontables niveles de lectura. Tantos como relaciones se puedan tejer entre los personajes, tantos como escenas, tantos como diálogos se quieran interpretar de diferentes maneras. Asilo Arkham es enrevesada, es un desafío a la paciencia y al trabajo del lector, que nunca dejará las mismas conclusiones tras pasar la última página del libro y en la que hay un sensacional manejo del espacio, del tiempo y de la psicología. Es exactamente lo que pretende: un retrato de la locura. Y la locura, equívoca en su misma naturaleza, no siempre se manifiesta de la misma forma.
Pocas, muy pocas obras de Grant Morrison son más conocidas por el dibujo antes que por su guión. Asilo Arkahm es, indudablemente, una de ellas, ya que Dave McKean no se limita a abordar la locura, como habría hecho un dibujante más convencional con este guión, sino que transforma la historia en locura. Pero locura no quiere decir descontrol, al menos no en el trazo de McKean. Abraza la locura, pero no deja que ésta se lleve por delante su trabajo. Por eso, narrativamente es una obra increíble, que es capaz de absorber tantos elementos diferentes para contar la historia que no sólo está abierta a numerosas lecturas, sino que las pide a gritos. McKean crea páginas rompedoras en las que plasma diferentes formar de pensar, de narrar y de sentir. Las impregna de locura cuando debe, de oscuridad cuando toca, y de genialidad casi siempre. Son las ilustraciones las que hacen que el impacto de Asilo Arkham sea bestial. No siempre comprensible de un primer vistazo, pero inolvidable en todo caso. Las referencias a Lewis Carroll y la trastornada historia de Morrison hacen el resto. Asilo Arkham es un clásico, a veces ensalzado porque es una obra nacida para recibir elogios, una obra muy dura de leer pero fascinante de principio a fin. Imprescindible para entender al Batman contemporáneo, a Morrison y a McKean.
DC publicó originalmente Arkham Asylum: A Serious House on Serious Earth en octubre de 1989. El contenido extra de esta edición es cuantioso. Así, el libro tiene el guión íntegro de Grant Morrison presentado por él mismo, sus bocetos para buena parte de la obra, una introducción de David Fernández, un postfacio de Karen Berger y las portadas de Dave McKean para las diferentes ediciones de la novela gráfica.