CÓMIC PARA TODOS

‘Caramelos atómicos’, de Anthony Pastor

p-caramelosatomicosEditorial: La Cúpula.

Guión: Anthony Pastor.

Dibujo: Anthony Pastor.

Páginas: 260.

Precio: 28 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Junio 2014.

Se podría entender Caramelos atómicos como una muestra más de que el género negro ha encontrado en el cómic el mejor medio para expresarse, superando en sus resultados al cine o a la literatura, donde tuvo sus momentos de esplendor décadas atrás. Pero antes de asumir este tebeo como parte de una moda, es mucho más que eso, hay que dejar claro que se trata de una segunda parte. Y en el cómic, por méritos propios, eso no tiene un significado tan peyorativo como en el cine. Caramelos atómicos recupera la historia de Sally Salinger que Anthony Pastor ya había contado en Castilla Drive, la primera obra de sus obras que se publicó en España. Ya que aquella era una historia autoconclusiva, más que necesario se puede decir que es conveniente haber pasado por sus páginas para entender esta segunda entrega, pero en realidad está todo tan bien narrado que no hace demasiada falta para entender lo que se está leyendo. Incluso de no haberlo hecho, hay cuestiones sobre el pasado de Sally, su pareja, sus hijos o sus conocidos que profundizan en esa atmósfera noir cargada de ironía (lo que emparenta a Pastor de alguna manera con el tono que, por ejemplo, explotaron los hermanos Coen en Fargo). Y todo es tan patético que no hay forma de dejar de leer y de asombrarse con los logros de Pastor.

Lo más característico de Pastor está en la forma en la que aborda el género negro. Al final, por mucho que la protagonista sea una detective, el caso es lo de menos. Lo que cuenta es lo que va sucediendo alrededor de ese caso. Es, aunque no exactamente, el mcguffin que necesita el autor para hablar, en realidad, de temas personales y familiares. De hecho, el mismo caso nace de esas mismas raíces, pues lo que ha de averiguar Sally es si el marido de Camila Sweet, madre además de uno de los amigos de su hijo, le está siendo infiel con su nueva ayudante, la misteriosa Gabriela. Pero el caso comparte protagonismo, a veces incluso lo pierde, cuando asoma la vida familiar de Sally, el recuerdo de su marido huido, su relación con Osvaldo, la forma en que se comportan sus hijos con los padres, entre ellos y con sus amistades. La vida por encima del caso, pero afectada por él. La mirada de Pastor es dura, cínica a veces, y sabe aprovechar la casualidad que preside el género negro para entablar unas muy interesantes relaciones entre todos sus personajes. Nada de lo que sucede es casual, como tampoco que la historia crezca gracias a que tiene lugar en un tiempo indeterminado pero sin duda de algunas décadas atrás, sin que la tecnología pueda interferir en el necesario misterio.

Si el Pastor escritor no hace muchas concesiones al optimismo, como dibujante sucumbe aún menos. Quiere hacer género negro y darle un toque de pesimismo. Por eso la mirada de Sally es tan triste, por eso es francamente difícil encontrar personajes optimistas, que tengan rasgos luminosos en su carácter o que alberguen esperanzas en su presente o en su futuro. Lo turbio se apodera de la escena sin necesidad de ser dibujado y Pastor enrarece cada secuencia, cada conversación y cada situación con dos elementos clave de su dibujo: las miradas de sus personajes, que son capaces de decir tantas cosas como sus palabras, y la ambientación, en general con colores pálidos (perfectos para un entorno de frontera norteamericana como el que plantea) pero con filtros que cambian por completo el sentido de la narración (como en la penúltima escena del libro, la posterior al contundente clímax). Pastor se confirma así como un autor terriblemente interesante, sagaz en la gestión del género negro y muy hábil a la hora de gestionar las conexiones entre los diferentes elementos y personajes que coloca sobre el tapete. Caramelos atómicos produce un enorme efecto en el lector, supone un viaje casi tan asombroso como el que provocan esos caramelos del título en los personajes que las prueban.

Actes Sud publicó originalmente Bonbons atomiques en enero de 2014. El libro no tiene contenido extra.

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Esta entrada fue publicada el 7 agosto, 2014 por en Actes Sud, Anthony Pastor, Cómic, La Cúpula.

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