‘El hombre al que no le gustaban las armas de fuego’ 1, de Wilfrid Lupano y Paul Salomone

Editorial: Norma.

Guión: Wilfrid Lupano.

Dibujo: Paul Salomone.

Páginas: 104.

Precio: 19,50 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Mayo 2014.

Wilfrid Lupano y Paul Salomone consiguen, desde la primera a la última página de este primer volumen integral de El hombre al que no le gustaban las armas de fuego (que incluye los dos primeros álbumes originales), que el lector no tenga ni la más remota idea de por dónde van los tiros. Esa es su gracia, que se trata de una historia tan bien pensada y ejecutada que resulta imposible saber cuál va a ser el próximo giro. De hecho, durante muchas páginas del primer volumen es complicado hasta hacer una sinopsis. Así que es mejor no hacerla. Con saber que Lupano ha reunido un divertidísimo reparto formado por dos atípicos hombres, uno de pomposa actitud y el otro torpe de lenguaje pero de cuerpo gigantesco, una mujer tan preciosa como calculadora y un chico que cae perdidadamente enamorado de ésta sin conocerla siquiera, y todos ellos buscan algo en medio de un oeste más salvaje que nunca y en el que todos los personajes están expuestos a todo tipo de peligros, desde el asalto de un tren hasta ser noqueados y secuestrados por cualquier otro actor de este juego, pasando por perder la ropa o incluso lo más arriesgado de todo, contar la verdadera historia que hay detrás de sus motivaciones. Efectivamente, una locura. Pero una divertidísima.

Hay en El hombre al que no le gustaban las armas de fuego una curiosa mezcla. Es difícil sustraerse al tono de comedia que hay ya desde la misma ilustración de portada, pero al mismo tiempo resulta un fresco histórico bastante agradecido. Pero esto, que entronca con la mejor tradición del cómic europeo (aunque el escenario de la aventura sea norteamericano, el desierto de Arizona), como también evidencia el dibujo de Salomone en sus fondos y en sus escenarios sobre todo, choca frontalmente con la ironía y el cinismo que hay en la historia. Lupano se salta todos los límites del tópico para ofrecer una historia desternillante. En Chili con carne, el primero de los dos álbumes, plantea una situación de comedia alocada y frenética, en el que vamos conociendo a los personajes mucho más por lo que hacen que por la historia que han vivido. ¿El origen de estos personajes? Para eso hay que esperar al segundo álbum, Los bretes de Madison, que es donde se explica en un todavía más desternillante flaschback en dos partes por qué cada personaje está donde está y busca lo que busca. No es sólo que el punto de partida de la historia sea entretenidísimo, es que Lupano escribe unos personajes fascinantes, divertidas anomalías en un escenario como el del salvaje oeste.

El acierto esencial que hay en esta serie es la perfecta fusión entre comedia y realismo que hay en todas sus páginas. Salomone contribuye con un espléndido dibujo, caricaturesco en algunos de los personajes (no en la bellísima Margot, a la que hace lucir en todo momento, también a través del coloreado de Lorenzo Pieri y Simon Champelovier) pero con un detalle magnífico en todo lo que lleva al lector a sentirse dentro de un western (los desiertos, el tren, el pueblo mexicano, los edificios, el vestuario…). Con un aspecto intachable, sólo queda disfrutar del alocado planteamiento. Y es tan loco que no hay nada imposible para Lupano y Salomone, que consiguen que el mensaje en contra de las armas que nace en el título de la obra se inserte con una magnífica naturalidad en la historia. Uno de los incontables aciertos de este tebeo, diferente, cautivador, atrevido y, sobre todo, terriblemente entretenido, en el que no hay diálogo que no cuente algo esencial o describa al personaje que lo pronuncia. Así, es una delicia ir pasando las páginas. Y volver atrás, cuando los flashbacks rellenan los muchos huecos con los que intencionadamente arranca el relato. Y pensar en lo que está por venir, porque el final es abierto, ya hay un tercer volumen publicado y tanto acierto obliga a estar pendiente de su resolución.

El volumen incluye los dos primeros álbumes de L’Homme qui n’aimait pas les armes à feu, Chili con carnage y Sur la piste de Madison, publicados originalmente por Delcourt en abril de 2011 y enero de 2013 respectivamente. Como contenido extra, se incluye la portada del primer álbum (la del segundo sirve de cubierta a la edición española) y un portafolio y un portafolio de bocetos y diseños comentada por Paul Salomone.