‘Ofelia’ 1, de Julieta Arroquy

Editorial: Diábolo.

Guión: Julieta Arroquy.

Dibujo: Julieta Arroquy.

Páginas: 96.

Precio: 11,95 euros.

Presentación: Rústica con solapa.

Publicación: Mayo 2014.

Las comparaciones siempre son peligrosas, y el hecho de que Maitena prologue con una viñeta este primer volumen de Ofelia, también primera obra que publica en España Julieta Arroquy, puede provocar algún que otro equívoco. Como Maitena es el nombre famoso, la autora consolidada en el mercado español y el tono de sus viñetas es tan característico, se corre el riesgo de colocar a Arroquy una etiqueta que no sería del todo adecuada. Es verdad que hay elementos comunes entre Maitena y Arroquy, entre las mujeres alteradas de la primera y esta única muchacha protagonista de la segunda, pero las coincidencias son menores de lo que podría parecer a simple vista. Y es que Ofelia es un personaje singular, muy bien descrito en las pocas palabras que Maitena le dedica para abrir este volumen. Aunque son varios los temas que aborda, lo que predomina son materias sentimentales, que permiten a Arroquy construir una protagonista terriblemente sentimental, romántica y más sincera que realista. Casi siempre divertida, pero sobre todo con ganas de dejar pensamientos en la cabeza del lector para que, por sí mismo, piense en las situaciones que expone Ofelia.

La estructura de la obra es sencilla, y este es el adjetivo clave para entenderla. Cada página es, normalmente, una historia completa. La idea de Ofelia es transmitir con esa sencillez y todo lo que aparece en la página se pone a disposición de ese objetivo. Y aunque en alguno de los chistes (en el que la protagonista se identifica con las muñecas rusas, por ejemplo) se exponga la complejidad de la personalidad femenina, o al menos la de esta mujer, lo cierto es que es precisamente la claridad lo que hace de Ofelia una lectura tan divertida. Es una chica de carne y hueso, real, que se hace eco de situaciones, sensaciones y sentimientos que cualquiera puede haber sentido. El romanticismo es el pivote en torno al cual gira su personalidad, pero no es el único elemento central. Arroquy muestra a su personaje como una mujer abierta a su tiempo, con las nuevas tecnologías como protagonistas de algunas de las tiras, pero también al tiempo de su niñez, con claras referencias culturales que colocan a Ofelia en el mundo real por el que han pasado ya varias generaciones de lectores. Apasionadamente contradictoria, siempre tierna y con los ojos abiertos para ver lo que sucede a su alrededor, así es esta Ofelia que presenta Arroquy.

Si en sus diálogos busca la sencillez, ese rasgo es aún más claro en el dibujo. Ahí sí se puede trazar un paralelismo claro con Maitena, pero también con una enorme cantidad de humoristas gráficos, que apuestan por dibujos claros, nada recargados, por figuras casi esquemáticas pero que al mismo tiempo son capaces de transmitir las emociones que requieren las situaciones que cuenta. El diseño de página, muchas veces con una sola viñeta, y siempre que hay varias con una estructura muy clara, así como el color ayudan mucho en las pretensiones de la autora. Aunque el de Ofelia es un romanticismo insatisfecho (cuando aparece otro personaje, un chico, pide que desaparezca y después se arrepiente), el tono es generalmente optimista. Eso, no obstante, no impide a Arroquy tocar temas más graves, incluso la violencia de género en una durísima viñeta. Y es que, aunque esa sencillez pueda provocar que algún lector no lo vea desde el principio, Ofelia es más compleja y versátil de lo que parece. Y el volumen es una lectura tan amena que se pasa en un suspiro, dejando ganas de seguir conociendo a Ofelia y de seguir pensando con ella.