CÓMIC PARA TODOS

‘Yo, Frankenstein’, de Stuart Beattie

yo_frankenstein-cartel-5354Título original: I, Frankenstein.

Director: Stuart Beattie.

Reparto: Aaron Eckhart, Bill Nighy, Yvonne Strahovski, Miranda Otto, Socratis Otto, Jai Courtney, Nicholas Bell, Kevin Grevioux, Steve Mouzakis, Caitlin Stasey.

Guión: Stuart Beattie.

Música: Johnny Klimek y Reinhold Heil, .

Duración: 92 minutos.

Distribuidora: Tripictures.

Estreno: 24 de enero de 2014 (Estados Unidos) y 30 de abril de 2014 (España).

Poca gente sabrá, porque apenas se ha publicitado, que Yo, Frankenstein surge de un cómic. Y ahí procede hacer algunas advertencias. Kevin Grevioux es el autor de la versión en viñetas y, al mismo tiempo, coautor del argumento que Stuart Beattie ha llevado a la pantalla. Y lo que ha decidido para la versión en la gran pantalla es expandir con la película el universo que creó para el cómic, que está más que abierto puesto que apenas existe un primer número que habla del origen de los tres principales protagonistas por medio de tres largos flashbacks y apenas profundiza en la historia. Es decir, no cuentan exactamente lo mismo, sino que parten de un concepto común, que es la presencia del monstruo de Frankestein en un lugar intermedio en una guerra milenario entre gárgolas y demonios. Es imposible ocultar que en el fondo de esta película, también del cómic original, hay bastante del universo Underworld que Grevioux también ha cocreado. La estética del filme se acerca muchísimo a la de aquellos y, para atajar cualquier duda que pudiera surgir, Bill Nighy vuelve a tener un papel importante aquí como ya lo tenía en la saga protagonizada por Kate Beckinsale.

Dicho eso, hay que decir que Yo, Frankenstein, la película, tiene una pretensiones tan bajas que con eso, paradójicamente, gana algunos puntos. No trata de reinventar ningún género, ni siquiera de formar una versión más o menos definitiva del clásico monstruo de terror. La apuesta de la película, desde una pretendida serie B tampoco necesariamente barata (la película costó 65 millones de dólares), es el espectáculo atropellado, la acción sin descanso y el impacto visual deudor de la viñeta. Y con eso, además de con una ajustada duración que apenas supera la hora y media, consigue entretener lo justo. No es cuestión de engañarse, Yo, Frankesntein no es una buena película ni marcará historia de ningún tipo, pero no aburre. Y eso se basa en su ritmo, porque contiene algunos diálogos terribles y en algunos momentos una ingenuidad impropia del cine contemporáneo (el momento en el que Adam, que así se bautiza al monstruo de Frankenstein, cuenta los planes de los demonios a la reina de las gárgolas como si fuera el mayor misterio de la creación es casi sonrojante). Pero a cambio ofrece cuantiosas secuencias de acción que no están mal trazadas y un festín de efectos visuales que, incluso con sus defectos, son más atractivos que los de otras películas a las que se ha dado más pompa.

En cierta manera, sorprende que esta película suponga el desembarco en Hollywood de Stuart Beattie, director de Mañana, cuando la guerra empiece, un sorprendente éxito australiano que se movía en terrenos más sugeridos que mostrados, todo lo contrario que Yo, Frankenstein, que es una apuesta estética y de acción desmedida que cuenta en su reparto con bastantes rostros conocidos, empezando por su protagonista, un Aaron Eckhart que regresa al mundo del cómic después de su brutal aparición en El Caballero Oscuro, el ya mencionado Bill Nighy (que siempre sabe mezclar un saber estar inicial con la sobreactuación final que combina con los efectos visuales de turno), Jai Courtney (visto este año en Divergente y el pasado como hijo de John McClane en La Jungla. Un buen día para morir) y Miranda Otto (conocida por su papel de Eowyn en la trilogía de El Señor de los Anillos y que apenas ha hecho nada de importancia desde que Steven Spielberg contó con ella para su versión de La guerra de los mundos). Entre lo mejor y lo peor de la película, entre la acción y los diálogos respectivamente, no hay mucho margen para que ninguno de ellos construya demasiado sus personajes, simplemente les dan carisma y se mueven con cierta soltura en la pantalla.

Yo, Frankenstein es una película que puede caer de pie o desplomarse por su propio peso en función de las expectativas que quiera poner en ella cada espectador. Hay que insistir en que su calidad no es mucha, aunque sí puede llegar a ser capaz de entretener lo justo como para no sentirse estafado. El caso es que hay alguna idea simpática deslizada a lo largo de la historia, pero también enormes incongruencias (se habla de una guerra silenciosa y al margen de la humanidad pero destaca precisamente por la destrucción masiva y por la espectacularidad visual de los combates entre ambas facciones). Beattie al menos consigue manejar con relativo acierto la acción, y cada escena se sostiene bastante bien de forma individual, aunque sea precisamente el conjunto lo que hace que la coherencia sea escasa. En realidad, el cómic en que se basa es también de objetivos modestos y ceñidos al entretenimiento de género más pasajero, con lo que tampoco cabía esperar de la película mucho más. Incluso confirma la norma, al prescindir la versión cinematográfica del escenario de época que podría engrandecer la historia (aunque hizo todo lo contrario en Van Helsing, otro claro referente) y llevar la historia al presente, como hacen tantas otras versiones de títulos parecidos.

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Esta entrada fue publicada el 20 junio, 2014 por en Cine, TriPictures.

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