‘Trío’, de John Byrne

Editorial: Yermo.

Guión: John Byrne.

Dibujo: John Byrne.

Páginas: 96.

Precio: 12 euros.

Presentación: Rústica.

Publicación: Marzo 2014.

La de John Byrne es una de esas figuras que, en el momento actual, genera controversia haga lo que haga. Byrne es el nombre que se puede colocar junto a algunas de las mejores etapas de los títulos más populares tanto de Marvel (X-Men, Los 4 Fantásticos) como DC (Superman), y es, por derecho propio, uno de los artistas completos que hizo que una amplia generación de lectores se enamorara del cómic de superhéroes en los años 70 y 80. Pero sus constantes desavenencias con las dos grandes editoriales provocaron que su nombre fuera quedando algo aparcado, lejos del lugar que realmente merece. Y él mismo se aleja de la altura de su leyenda, algo que, en todo caso, no es fácil cuando hablamos de tebeos tan majestuosos como los que él firmó en aquellas décadas. Con Trío, Byrne regresa al mundo del superhéroe y lo hace con una mezcla de lo que mejor conoce. Es bastante fácil encontrar elementos argumentales y visuales de esta serie en sus obras más emblemáticas para Marvel y DC, y el dibujo es su principal gancho. Es un canto nostálgico a una forma de hacer cómics que ya no se estila pero que, hay que insistir en ello, enamoró durante dos largas décadas. Pero, a cambio, el guión es pobre y se centra en la acción rápida y fácil, sin perder demasiado tiempo.

Ese es el aspecto más negativo de Trío, pero no necesariamente una razón para despreciar el cómic. Es obvio que Byrne, más pendiente de construir algo visualmente atractivo, no se detiene en crear una historia demasiado coherente o en dar a sus personajes las motivaciones necesarias para justificar todo lo que sucede. Pero también es verdad que, de alguna manera, genera la empatía necesaria. Con cierta facilidad, Byrne hace creíble el mundo en el que opera un grupo de superhéroes con nombres en clave tan sencillo como Uno, Dos y Tres, aunque los nombres por los que son popularmente conocidos son Piedra, Papel y Tijera, algo que dice mucho de cuáles son sus habilidades. Y ahí comienzan las similitudes de Byrne con el propio Byrne. Por ejemplo, enfocando los autohomenajes en su etapa en Los 4 Fantásticos, Piedra no deja de ser un trasunto de la Cosa y Nautilus encabeza una invasión al mundo terrestre desde el océano que recuerda en mucho a docenas de historias con Namor de protagonista. Pero Byrne no conecta todo lo que expone. El tebeo, aún con un ritmo endiablado y muy entretenido, es una concatenación de amenazas y peleas sin solución de continuidad ni demasiadas explicaciones claras. Incluso el final abierto no se sabe bien si es un homenaje o un cliffhanger real.

El interés de Byrne está en que el dibujo sea el protagonista. Y ahí hay que reconocerle que su estilo sigue siendo tan atractivo como lo era hace 30 años. Perfectamente reconocible, icónico, siempre muy narrativo y por mucho tiempo que pase o por mucho que cambien las modas, muy atractivo. Siempre supo dibujar superhéroes como muy pocos autores y eso es algo que no se pierde fácilmente, ni siquiera por años de conflicto con editores de diferentes sellos. De hecho, es fácil coger un volumen de su etapa de Superman, de Los 4 Fantásticos o de Next Men y después el de Trío y encontrar una conexión inmediata a todos los niveles. Byrne es un dibujante irreprochable que provoca nostalgia por otras épocas pero que no sustenta su éxito narrativo en esa sensación. Es un espléndido ilustrador y hay que incidir en ello. Por eso da aún más rabia que el Byrne guionista no haya estado a la misma altura. El ritmo lo tiene, los códigos del género también, pero eso se lleva por delante la clave de sus grandes logros: el espíritu, el corazón, la personalidad de unos personajes inolvidables. Con este Trío, Byrne tenía todas las opciones de rememorar glorias pasadas, pero sólo lo hace en el apartado gráfico. Aunque no es poco, sí es algo decepcionante, a pesar de la diversión simple que ofrece.

El volumen incluye los cuatro primeros números de Trio, publicados originalmente por IDW entre mayo y agosto de 2012. Como único contenido extra aparecen las portadas originales y alternativas de dichos números, ilustradas por John Byrne.