‘Rosario y los Inagotables’, de Laperla y Marcos Prior

Editorial: La Cúpula.

Guión: Artur Laperla.

Dibujo: Marcos Prior.

Páginas: 180.

Precio: 18,90 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Abril 2014.

Hay tebeos que van dejando una huella sin, seguramente, tener un plan certero para hacerlo. Rosario y los Inagotables es uno de ellos. Echando la vista atrás, es obligado decir que es uno de los cómics que publicó la desaparecida revista El Víbora a comienzos de la década pasada. Estar entre sus páginas ya puede dar una idea de algunas de las características de Rosario y los Inagotables, pero entrar de nuevas en su mundo es tan impactante como su revisión una década más tarde. Porque no estamos ante un cómic al uso. No es ni una colección de historias cortas, aunque se publicaran así en la revista, ni tampoco una sucesión cronológica de hechos con los mismos personajes, aunque su lectura continuada en este libro permita que sean encaradas de esa forma. ¿Y qué demonios es Rosario y los Inagotables? Un surrealismo puro que la editorial etiqueta ahora como una mezcla entre los hermanos Hernández y los hermanos Coen pero que, en realidad, no necesita de calificación alguna para mostrarse como un cómic de irreverente personalidad, de ácido humor y de un sorprendente realismo incluso dentro de las rocambolescas situaciones que presenta. Artur Laperla y Marcos Prior probablemente no tuvieran un camino fijado pero lo recorrieron con un enorme acierto.

A pesar del título, Rosario y los Inagotables es un tebeo claramente coral. Es, en realidad, un microcosmos que no deja de expandirse, y que, eso sí, gira en torno a la figura de Rosario. Como la primera historia es la presentación de los personajes que aparecen en buena parte del libro, ahí está la prueba de fuego para el lector. Esas cuatro primeras páginas muestran el humor de Laperla y Prior, un punto de partida de lo que quieren mostrar, y sobre todo una forma de narrar original y muy personal. Si convencen esas cuatro páginas, y es fácil que lo hagan, la lectura es un no parar. Eso se debe no sólo al muy buen planteamiento y a los llamativos personajes que pueblan este universo, sino a la enorme diversidad narrativa que Laperla y Prior van introduciendo en sus historias. Cambian los protagonistas, los puntos de vista, la forma de escribir, el tiempo, e incluso se dejan las historias sobre el origen de los personajes principales para la parte final del libro, como si en realidad todo formara parte de una inmensa broma con la que han atrapado al lector, desde los ambientes callejeros del comienzo hasta el glamour por el que se escapan algunos de los personajes a través de la música. Y es que Los Inagotables es justo eso, un peculiar grupo de música.

El mismo aspecto del tebeo ya ayuda a hacerse una idea de lo que contiene. Desde una cubierta que debe mucho al diseño publicitario hasta el blanco y negro de todas las páginas interiores, con el que se evoca la sociedad que plasma (y que ni por tiempo ni por distancia parece demasiado distinta a la nuestra) a un dibujo caricaturesco que no hace más que amplificar el efecto cómico de unas situaciones ya increíblemente divertidas, todo funciona a la perfección para que cada pequeña historia sea divertida en sí misma y, al mismo tiempo, enriquezca el conjunto. Y es que en estas páginas todo parece posible, desde lograr el éxito musical con trajes de neopreno hasta trabajar como atracador con un continuo ataque de hipo. Bromas sobre sexo, relación de pareja, familias extrañas y situaciones impensables pueblan las historias de Rosario y los Inagotables, una pequeña gran locura de principio a fin y una apreciable muestra del cómic independiente español de la pasada década, en la que lo verdaderamente difícil es escoger un personaje favorito entre la bizarra fauna que crean los autores.

El libro incluye las historias publicadas originalmente entre los números 242 y 290 de El Víbora, que salieron a la venta entre marzo de 2000 y el mismo mes de 2004.