‘Espíritu maligno’, de Peer Meter y Gerda Raidt

Editorial: La Cúpula.

Guión: Peer Meter.

Dibujo: Gerda Raidt.

Páginas: 108.

Precio: 17,50 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Abril 2014.

Qué cerca se ha quedado Peer Meter de lograr una novela gráfica perfecta con Espíritu maligno. Siguiendo los pasos de Harry Wallmann, un anciano que regresa al barrio en el que creció para verlo por última vez tras enterarse de que van a demolerlo, Meter despliega una hermosa historia sobre la importancia del pasado, sobre los placeres prohibidos de la juventud, sobre los miedos de la infancia y sobre la personalidad humana. Y eso que es posible que el título y la cubierta de esta nueva novela gráfica de Meter lleven a cierto engaño. A pesar de la amenazadora oscuridad que se cierne en ella sobre un niño, símbolo siempre de la inocencia, Espíritu maligno no es una historia de terror, aunque sí tiene ese toque especial de los cuentos de fantasmas. Este cómic, por mucha fantasía que pueda contener, está anclado en la realidad, es un retrato humano y una exploración sobre lo que nos hace crecer y madurar que, además, no pierde la oportunidad de rendir un bellísimo homenaje a los cómics de terror de los años 50 y 60, aquellos que tenían tan mala prensa y que en Estados Unidos fueron víctima de las olas derivadas del macarthismo. Y todo ello mostrado con los hermosos lápices de Gerda Raidt.

Si se ha quedado cerca de redondear una obra perfecta es porque, siendo espléndida, tiene algún fallo. Sin ánimo de reventar los giros de la historia, hay un suceso trascendental en la vida del joven Harry, el que da pie al tercio final del relato, que es demasiado importante como para quedar tan emocionalmente desconectado del Harry anciano que regresa a su barrio para verlo caer. Excepción hecha de ese detalle, el relato de Meter es preciso, meticuloso, delicado y, por momentos, muy bello. El hilo narrativo entre el presente y el pasado es magnífico, casi cinematográfico, y el escenario de la vieja librería es perfecto para la historia vital de este muchacho que adora leer tebeos de terror, aún sabiendo que socialmente no están bien considerados. La severidad de la dependiente del comercio o del director de su colegio son vehículos espléndidos para transmitir esa emociones, que chocan frontalmente con el entusiasmo del joven Harry. Sin necesidad de dar grandes explicaciones sobre su pasado, Meter consigue que todos los personajes importen, que todos ellos tengan un significado preciso en su particular historias de fantasmas para que ésta nunca deje de ser un pedazo de vida que genera inmediata empatía en el lector.

Son muchos los silencios que acompañan la narración de Meter y por eso es trascendental que el dibujo acompañe delicadamente los pasos que da el guión. Gerda Raidt apuesta por unas ilustraciones a lápiz, sin entintado, que destacan especialmente en esas escenas mudas, en las que transmite con una enorme facilidad las emociones de los personajes, la nostalgia del viejo Harry al ver la vieja librería abandonada, su tristeza solitaria al conocer la noticia que le da el director del colegio o su ingenua ilusión al creer que algo de lo que ha leído en sus tebeos se puede hacer realidad. Ese carboncillo dominante actúa como el velo necesario para que el recuerdo se funda con el presente casi de forma onírica. Meter y Raidt miden muy bien los tiempos de la historia, dominan el ritmo lento que necesita para crear la atmósfera precisa y cierran la novela gráfica con el clásico golpe de efecto de las historias de terror de siempre, quizá más cercano a los cuentos cortos que a las grandes novelas pero igualmente efectivo en este formato. Espíritu maligno convence porque siempre lleva al lector por los caminos que escogen los autores. Con algo más de precisión a la hora de vincular todas las escenas habría sido un clásico instantáneo. Como si fuera poca cosa que sea sólo un cómic espléndido.

Reprodukt publicó Böse Geister en mayo de 2013. El libro no tiene contenido extra.