‘Y, el último hombre’ 5, de Brian K. Vaughan y Pia Guerra

Editorial: ECC.

Guión: Brian K. Vaughan.

Dibujo: Pia Guerra.

Páginas: 144.

Precio: 13,95 euros.

Presentación: Rústica.

Publicación: Enero 2014.

Si hay algo que deslumbra en Y, el último hombre es el formidable uso del tiempo que hace Brian K. Vaughan. El cuarto volumen había llevado a la serie a un nuevo escenario, y lo que hace el quinto es dar de nuevo la vuelta a la tortilla. Toca hablar del pasado sin que eso supongo daño alguno para la narración presente. Del pasado cercano y del lejano. Pero también del futuro, porque en este número se cierra uno de los misterios que Vaughan ha mantenido durante toda la serie (que alcanza aquí su ecuador), y es la posibilidad de un origen mágica de la salvación de Yorick de la plaga que acabó con la vida de todos los hombres sobre la faz de la Tierra. Y, el último hombre destaca por una coherencia brutal en todo su planteamiento, sin fisuras y sin errores, con una narración de intensidad siempre creciente y en la que tienen cabida personajes muy diferentes, y también muy cambiantes como evidencia el papel de la hermana de Yorick, Hero, en esta quinta entrega. Y como Pia Guerra mantiene el sensacional nivel de su dibujo, al lector no le queda más trabajo que sentarse y seguir disfrutando con esta espléndida serie, una de las mejores que se han publicado bajo el sello de Vertigo.

Cuando hay una premisa tan imaginativa para una serie y ésta va cubriendo etapas, la pregunta siempre es la misma: ¿está agotada la fórmula? Con Y, el último hombre, y sabiendo ya que la serie concluyó en el número 60 americano (en esta quinta entrega de la edición española se alcanza el 30), la respuesta es un no rotundo. Al contrario. Si la cuarta entrega  terminaba con un Yorick turbado por lo que acababa de vivir (mejor buscarlo en sus páginas que contarlo aquí), el quinto arranca con un pequeño flashback que explica los motivos y que humaniza de nuevo al protagonista de una forma sensacional. Y el segundo número de los seis que incluye el libro busca una empatía con Hero que parecía imposible hasta ese momento. A partir de ahí da el protagonismo al pasado que ha encontrado a 355, la agente que vela por la vida de Yorick, que precisamente está aquí más cerca que nunca de la muerte, al parecer por efecto de la famosa plaga. Y se introducen nuevos personajes, que enriquecen no sólo la historia, sino también el planteamiento de base, las ramificaciones que permitía la historia desde el comienzo para mostrar las muy diferentes actitudes que las mujeres podían tener ante el nuevo mundo en el que debían sobrevivir. Todo crece. Y no para de hacerlo.

Si Vaughan busca y encuentra la sorpresa continua en la atrevida y muy entretenida historia que va tejiendo, casi se puede decir que Pia Guerra busca lo contrario: una sensacional estabilidad que haga reconocible la serie. Teniendo ya desde el principio un final previsto, esta era la mejor fórmula para darle identidad. Y Guerra lo consigue con una fluidez formidable. Su dibujo es tan notable y efectivo como lo era en el primer número. No necesita una evolución radical para seguir sorprendiendo al lector, o plasmando a la perfección el impacto que el guión busca en los cliffhangers con los que concluye cada número americano. Con el añadido, además, de que entiende lugares y situaciones muy diversas, como evidencian las viñetas de Beth, la novia de Yorick, con mujeres aborígenes australianas, o el delirio de ciencia ficción en el que se sume Yorick. Gracias a esa espléndida regularidad de Guerra y a las sorpresas de Vaughan, Y, el último hombre hace algo mucho más trascendente que progresar adecuadamente. En la mitad de su andadura, sigue siendo una serie fascinante, mucho más transgresora de lo que puede parecer a simple vista y un caramelo que todavía es difícil de entender que no se haya conseguido llevar al cine o a la televisión.

El libro incluye los números 25 a 30 de Y: The Last Man publicados originalmente por DC Comics a través de su sello para adultos, Vertigo, entre octubre de 2005 y mayo de 2005. Como contenido extra, aparecen las portadas originales de dichos números, ilustradas por Massimo Carnevale.