‘Boro, Moro y Puromoro’, de Toni Cabo

Editorial: De Ponent.

Guión: Toni Cabo.

Dibujo: Toni Cabo.

Páginas: 112.

Precio: 20 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Abril 2014.

Durante años, la hermosa batalla del lector de cómics era demostrar que los tebeos no eran sólo para niños, que detrás de esas viñetas había un trabajo artístico y literario, un medio de expresión diferente que apelaba a públicos de diferentes edades. Pero con el triunfo en esa lucha, por muy parcial que todavía sea, conllevó un olvido: los niños. Los cómics no es que empezaran a ser para todos los públicos, sino que buscando su madurez dejaron de ser para niños. Por eso es tan importante que haya autores y editoriales que sigan apostando por los tebeos para los más pequeños. Esa batalla es la que describe Álvaro Pons en la introducción que escribe para Boro, Moro y Puromoro, obra de Toni Cabo y uno de esos títulos pensados para los más pequeños, para engancharles a la lectura como placer y no como obligación, para ayudarles en el desarrollo de su imaginación y para disfruten con historias adecuadas para su edad. Estas historias cortas sobre un chaval, su perro, su gato, que son quienes dan título al libro, además de sus padres y sus amigos, son amenas y originales, divertidas y muy bien llevadas, y una forma perfecta de cumplir con ese objetivo de recordar que el cómic es también para niños.

Teniendo en mente a ese público infantil, Cabo simplifica al máximo la estructura del libro. Las suyas son pequeñas historias cortas de dos páginas cada una, en realidad anécdotas que viven Boro, Moro y Puromoro, en las que hay una premisa fundamental: la imaginación. A veces es bueno recordar lo obvio, y en este caso esa obviedad pasa por tener claro que Boro es un niño. Y como tal, vive en mundos de fantasía que sólo existen en su mente, encuentra juegos en cualquier circunstancia por aburrida que pueda parecer, y es capaz de convertir lo más cotidiano en lo más excepcional. Por eso los dos animales que le acompañan piensan e incluso hablan como humanos, por eso algunos de los relatos tienen escenarios tan exóticos como una nave espacial, el desierto, una isla perdida en medio del océano, la sabana africana o el Polo Norte. Exóticos, sí, pero al mismo tiempo arquetípicos, fácilmente reconocibles y con características muy sencillas de identificar por parte de los más pequeños. Cabo consigue que funcionen las historias y que funcionen los escenarios, y por eso el libro tiene una facilidad tan grande para enganchar a los más pequeños.

La sencillez que preside el concepto del libro y el mundo de un personaje que ya tiene quince años de vida es la misma que Cabo muestra como ilustrador. Si los escenarios y las aventuras tienen que ser fáciles de seguir, sus personajes tienen que ser igualmente fáciles de identificar. Por eso sus figuras no son complejas ni recargadas, y la principal preocupación del autor pasa por que cada viñeta sea suficientemente explicativa con un primer vistazo. Las expresiones de los personajes, que aún a riesgo de desgastar la palabra de nuevo se pueden calificar como sencillas, son perfectas y usar los colores más básicos es otra forma de que todo sea absolutamente claro para que los lectores de menor edad entiendan las historias y las disfruten sin problema. Boro, Moro y Puromoro destaca por su imaginación y por su accesibilidad, porque sus breves relatos son directos y divertidos, también variados en sus protagonistas y moticaciones dentro del pequeño universo que ha ido tejiendo Cabo. Ahí, y no tanto en el limitado número de títulos que se publican hoy en día para los más pequeños, está el éxito de este libro. No es que sea uno de los pocos que hay, que también, sino que funciona realmente bien.

Como contenido extra, el libro ofrece la mencionada introducción de Álvaro Pons y unas páginas de juegos y de bocetos.