‘Fabulosas. El retorno del Maharajá’, de Sean E. Williams y Stephen Sadowski

Editorial: ECC.

Guión: Sean E. Williams y Bill Willingham.

Dibujo: Stephen Sadowski, Russ Braun, Meghan Hetrick y Barry Kitson.

Páginas: 152.

Precio: 14,50 euros.

Presentación: Rústica.

Publicación: Enero 2014.

Fabulosas nació para celebrar el décimo aniversario de Fábulas como un título que contendría arcos argumentales más o menos cerrados que hicieran hincapié en las protagonistas femeninos del magnífico universo creado y desarrollado por Bill Willingham. Dentro del habitual disfrute que ofrece esta franquicia del sello Vertigo, la más activa, longeva y animada de la marca para adultos de DC, El retorno del Maharajá descoloca en cierta medida porque viene a romper un tanto esa estructura inicial. Lo hace, además, de dos maneras. La primera, porque su historia se vincula directamente a la serie central de Fábulas. Y la segunda, porque aunque cuenta con una fuerte presencia de Malayami, la valerosa protectora de una tribu, en realidad es una historia de uno de los más conocidos personajes de Villa Fábula que al principio mantiene su identidad oculta. Sean E. Williams es el encargado de escribir este relato, que da la impresión de querer abarcar demasiado a pesar de contar con momentos bastante logrados y que convence mucho más en el apartado gráfico gracias al buen trabajo de Stephen Sadowski.

Williams consigue que Malayani sea un personaje atractivo más allá de su aspecto, tan hermoso y exuberante como cabe esperar de la canónica perfección física que muestran los cómics. Pero lo que no consigue es que, más allá del primero de los cinco capítulos del relato y justo tras la aparición del Maharajá, se sienta a Malayani como la auténtica protagonista de esta historia, al menos hasta el final, cuando vuelve a ganar algo de atención. Y ahí está lo mejor del trabajo de Williams. Lo otro es, siempre entre comillas, la pequeña traición al espíritu del cómic, que no se encaraba al principio como un apéndice unido a Fábulas sino como un complemento para conocer más sobre las mujeres de su fantástico mundo. Eso sí, el autor consigue que el gran número de elementos que introduce en su guión acaben cuadrando, lo que a a la altura del tercer o el cuarto número parecía complicado. Su final, aún siendo abierto, permite que la valoración final de la historia sea positiva, también por la valiente introducción de temas que tienen tanto que ver con el amor como con la sexualidad y por el elevado ritmo que sabe imprimirle a algunos pasajes.

En ese ritmo tiene mucho que ver el buen trabajo de Sadowski, tan diestro a la hora de plasmar belleza, la que hay en los rostros de todos los personajes y en especial de Malayani o en el lenguaje corporal tanto de seres humanos como de animales y criaturas, como en la narrativa de las escenas de acción. La lástima, y en esto DC es bastante reincidente, es que Sadowski no consiga terminar el trabajo y tenga otros dos dibujantes que completan algunas páginas, Russ Braun y Meghan Hetrick. Y como casi siempre, la lectura rápida no supone descubrir inmediatamente este truco editorial, porque se pide un acercamiento al estilo principal, pero sí le resta el aura de autoría que merece el planteamiento de la serie, el que de hecho se asegura Fábulas con el nombre de Bill Willingham. El volumen arranca con una pequeña historia autoconclusiva escrita por Willingham, que se reserva así su pequeño rincón en esta entrega, y dibujada por Barry Kitson. Y en este pequeño relato protagonizado por Reynard el zorro y la princesa Aliso, la dríade, hay más mala leche de la que caracteriza Fábulas que en El retorno del Maharajá.

El libro incluye los números 14 a 20 de Fairest, publicados originalmente por DC a través de su sello para adultos, Vertigo, entre abril y octubre de 2013. El único contenido extra que presenta el volumen son las cubiertas originales, todas ellas obra de Adam Hughes.