‘Noé’ 1, de Darren Aronofsky, Ari Handel y Niko Henrichon

Editorial: Penguin Random House.

Guión: Darren Aronofsky y Ari Handel.

Dibujo: Niko Henrichon.

Páginas: 144.

Precio: 11,95 euros.

Presentación: Rústica.

Publicación: Marzo 2014.

Darren Aronofsky estrenará Noé el 28 de marzo en Estados Unidos y el 4 de abril en España. Pero antes llega su versión en cómic. Una que no tiene nada que ver con las que suelen hacerse de películas de éxito porque, en realidad, se hizo antes de que la película tuviera la certeza de ser realizada. Noé es una figura que ha fascinado a Aronofsky desde siempre, tal y como él mismo ha confesado, y comenzó a desarrollar el proyecto de darle el protagonismo de una película hace al menos siete años. Al no conseguir la financiación para realizar su épica propuesta sobre el personaje bíblico, decidió hablar con su habitual colaborador Ari Handel para transformar el guión cinematográfico en uno de cómic, para que lo ilustrara Niko Henrichon. Y fue después de que se editara la primera de las cuatro partes del cómic (en España serán dos volúmenes) cuando Aronofsky consiguió firmar con Paramount el acuerdo para hacer la película. Aronofsky y Handel construyen así una epopeya de casi inabarcables proporciones, un drama personal de un personaje torturado por la responsabilidad, y Henrichon da vida a la historia con una espectacularidad sobresaliente, quizá algo mermada por la reducción del tamaño del libro en la edición española.

Lo normal es que una historia como la de este Noé genere controversia. Los cánones religiosos son siempre complicados de manejar y la aproximación de Aronofsky a la historia del arca que salvó a los seres vivos del diluvio universal no es una excepción. Al contrario, el autor estira algunos conceptos hacia el terreno de los fantástico, como su viaje al monte Ararat y las criaturas que allí encuentran Noé y su familia. En el fondo, y ese es el acierto de esta interpretación, el interés de Aronofsky no parece estar en la recreación de historias de corte religioso, sino en el emocionante periplo personal de un hombre que ha tenido una visión, que pugna primero consigo mismo para interpretarla y que se enfrenta después a la incomprensión general cuando ve con claridad cuál es la misión divina que se le ha encomendado. El guión de Aronofsky y Handel es una mezcla sobresaliente entre lo onírico y lo real, entre lo épico y lo personal, que parte de una base muy sólida: sus personajes. Es verdad que Noé, más allá de dar título al relato, es el centro de todo y todo se mueve en torno a su figura, lo que en algún momento puede provocar que algún personaje esté menos desarrollado (por ejemplo, Nahmee, su esposa), pero el balance es bastante positivo.

Al margen de lo que Aronofsky lleve a la pantalla, el trabajo de Niko Henrichon merece ser analizado de forma independiente, sin tener en cuenta la película. Porque sus ilustraciones no tienen la influencia de lo que el director construya en su filme y sus personajes no imitan los rasgos de los actores finalmente escogidos. La escala que imprime a la historia el dibujante canadiense es espectacular en todas las secuencias. Las visiones de Noé son espléndidas, como también lo es el clímax bajo la lluvia del segundo de los episodios que contiene este primer volumen, la vista de la imponente torre de Bab-ilim (Babilonia en acadio), la aparición de los guardianes o la construcción del arca. Henrichon expande aún más lo que la imaginación de Aronofsky plantea, de forma que el conjunto sea una historia cargada de épica e imágenes impactantes que no desdeñe en absoluto la grandeza de los personajes. El dibujante hace que sea tan espectacular el escenario más gigantesco como lo que transmiten los personajes con sus expresiones. Y el conjunto consigue lo que busca: fascinar y contar desde un ángulo diferente una historia que todo el mundo se precia de conocer.

El libro incluye los dos primeros álbumes de Noé, publicados originalmente por Le Lombard en octubre de 2011 y octubre de 2012. La edición en español no tiene contenido extra, ni siquiera la portada original del segundo número, pues la del primero es la que utiliza el libro de Penguin Random House.