Guión: Frank Miller y Steven Grant.
Dibujo: Korkut Öztekin.
Páginas: 104.
Precio: 14,95 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Febrero 2014.
La de Robocop empieza a ser una franquicia sumamente curiosa. Nació en el cine con una película que se considera casi unánimemente como un clásico de los años 80. Sin embargo, las dos entregas siguientes fueron recibidas entre la decepción y la crítica más contundente. Por eso, que el cómic rescatara el guión original de Frank Miller para Robocop 2 (aquí, su reseña) fue una noticia excepcional, y por eso también hay que felicitarse por el hecho de que ahora llegue el libreto que el propio Miller imaginó para la tercera entrega de la saga cinematográfica. Sin tocar una coma, y simplemente dividiendo en viñetas las ideas de Miller, Steven Grant se ocupa de la adaptación para que Korkut Öztekin plasme en ilustraciones las grandes ideas que hay en la historia. Porque Robocop 3 ha pasado a la historia como un filme blando, muy infantil y con mucha menos garra que sus dos predecesoras, pero viendo esta primera mitad de Último asalto, que es el título que ha recibido el cómic, es evidente que Miller dio elementos de sobra para que el resultado final fuera muy diferente. La película, en realidad, queda como un pálido reflejo de lo que ahora ha ganado el cómic.
El Miller de los años 90 era uno que intentaba hacerse camino en Hollywood tras haber desmontado las convenciones del cómic de superhéroes con sus interpretaciones de Batman o Daredevil. Era uno obsesionado por la violencia como motor de las historias y con muchas ganas de introducir elementos subversivos en el cine de la época. Pero Hollywood es diferente y sus ideas se diluyeron en sus dos intentos de trazar un retrato de Robocop. Leer Último asalto después de haber visto Robocop 3 evidencia lo mucho que se recortan los guiones antes de llegar a la pantalla. En el filme suceden algunas de las cosas que hay en el cómic, pero no tienen ni de lejos el alcance emocional, psicológico y social de lo que se plantea en el guión. Corrupción y violencia campan a sus anchas por el mundo que Miller imagina para Robocop, y Murphy está constantemente al borde de la muerte. Eso es lo que le convierte en algo más que una imagen atractiva en la pantalla o en las viñetas, el delicado equilibrio entre el hombre y la máquina, teniendo en cuenta qué puede hacer en esa condición y qué le es imposible. Que Miller introduzca el amor en la ecuación de una forma tan original es, probablemente, el elemento más arriesgado, pero en absoluto es descabellado.
Es evidente que Robocop 3 tuvo un gran problema en las limitaciones presupuestarias y en las entonces no tan desarrolladas posibilidades de los efectos visuales. Ni uno ni otro estaban a la altura de lo que había imaginado Miller, con espectaculares persecuciones, tiroteos de grandes dimensiones y un robot japonés con un papel mucho más importante del que tuvo en el filme. El turco Korkut Öztekin, con un estilo no demasiado habitual en el cómic norteamericano, se desenvuelve a la perfección en este mundo. Su Robocop es contundente y al mismo tiempo humano, y crea una espléndida ambientación, sobre todo en las escenas nocturnas o en los interiores menos iluminados. Y aunque algunas perspectivas parecen forzadas en ocasiones, el balance general es muy positivo, sobre todo porque sabe darle un aspecto diferente a una historia ya conocida, aunque sea en sus elementos más básicos. Y es que hay que tener claro que haber visto Robocop 3 es algo que no puede sustituir en absoluto a la lectura de este cómic. En Robocop 3, siendo benevolente, se intuyen cosas. En esta primera entrega de Robocop. Último asalto, se ven y se disfrutan.
El libro incluye los cuatro primeros números de Robocop: Last Stand, publicados por Boom! Studios entre agosto y noviembre de 2013. El volumen contiene las portadas originales realizadas por Declan Shalvey, y las alternativas para el primer número de Joe Quinones y Jay Shaw, además de un portafolio de páginas abocetadas comentado por Korkut Öztekin y Alex Galer.