Con Planeta Tierra (aquí, su reseña) hemos descubierto en España a una muy interesante autora, Aisha Franz, que debuta con este título en el mundo de la novela gráfica. Su trabajo, de dibujo sencillo y mucha complejidad temática y emocional, ha sido toda una sorpresa en este comienzo de 2014. Y toda una sorpresa ha sido poder conversar a distancia con la autora en español, idioma que domina gracias a su familia, en el que nos ha explicado muchos detalles de su trabajo y de esta obra que ha llegado a nuestro país gracias a La Cúpula. Da gusto poder charlar de una forma tan amena con una autora como Aisha, sumamente amable y muy accesible. Y da gusto leer obras así de sinceras. Ojalá que no sea la única que veamos en España y que pronto tengamos nuevas noticias sobre ella. De momento, y acompañando estas líneas con un autorretrato que Aisha nos facilitó, hablamos sobre este su primer gran trabajo.
Dado que Planeta Tierra es tu primera novela gráfica, ¿puedes hablarnos un poco sobre tu trayectoria profesional para que te conozcan los lectores españoles?
Yo crecí como hija única y me acuerdo que desde muy pequeña me entretenía inventando historias: las jugaba con muñecos, las grababa en casete o simplemente las imaginaba como cine en mi cabeza antes de dormirme. Pero lo que más me gustaba desde siempre era dibujar. Hasta hoy sigue siendo la forma más fácil para transportarme a lugares lejanos o fantásticos, entrar en la mente de un personaje o simplemente expresar mis sentimientos y pensamientos. Los cómics como medio los descubrí gracias a mi profesor Hendrik Dorgathen en la escuela de arte en Kassel, donde estudié ilustración. Empezando con las historias underground de los americanos, como Daniel Clowes o Chris Ware, y descubriendo más cómics contemporáneos y también experimentales de Francia, Finlandia e Italia se me fue abriendo un mundo totalmente nuevo, y poco a poco descubrí que tal vez sería el medio ideal para contar mis historias.
Dices en tu web que el español es una segunda lengua materna para ti. ¿Cómo la has aprendido? ¿Qué vínculos te unen a España o al español?
Mis padres son de Latinoamérica, mi madre de Colombia, mi padre de Chile. Yo crecí con los dos idiomas y toda la familia (medios hermanos, abuela, tías primos) viven en Latinoamérica. Yo me siento alemana pero mis raíces siempre han sido parte de mi identidad.
¿Cómo tuviste la idea de Planeta Tierra?
Todo empezó con un boceto de una niña y un extraterrestre. Quería hacer un cómic para la tesis pero no sabía aún de qué, y cuando dibujé a esos dos personajes me gustó la idea de la niña que se encuentra al alíen y lo esconde en su cuarto. Pensé que iba a ser una historia graciosa y no tan larga, pero pronto caí en cuenta de que esa niña me recordaba mucho a mí cuando tenía esa edad. Yo también soñaba con encontrarme a un extraterrestre, de tenerlo como amigo y empecé a investigar por qué era así. Nunca escribí un guión completo para Planeta Tierra, sino que fui desarrollando la historia paso por paso. Así se volvió algo muy personal, íntimo y en algunas partes no tan gracioso como lo había pensado.
Hay muchos temas en la novela gráfica, como el desencanto, la sexualidad, la feminidad o la exploración de lo desconocido, ¿pero cuál es para ti el tema central?
Para mi todos esos temas se unen porque nunca me decidí por uno de ellos. Son temas que se nos presentan y nos acompañan a todos nosotros, sobre todo durante la adolescencia y en la etapa entre ser protegido y tener que tomar responsabilidad para la propia vida. Ahora, con casi treinta años, me doy cuenta de que esos temas aún están muy presentes. Tal vez me van a perseguir hasta que muera pero también creo que, sin intención, siguen siendo la fuente para mis imágenes e ideas.
El sexo acaba siendo un elemento muy importante de tu historia. ¿Por qué has sido tan explícita, tanto en el guión como en el dibujo, en la explicación del despertar sexual de las dos hijas y has optado por un concepto más romántico en el caso de la madre?
El dibujo es el medio que me permite ser sincera y directa sin restricciones. Es el único universo donde no siento la necesidad de esconderme: no quiero pretender que soy capaz de hacer un dibujo perfecto o correcto, prefiero dejarlo como me sale y mostrar los errores. Justo así creo que funciona mejor el hecho de contar y mostrar cosas fuertes, porque no se esconden, sino que simplemente están ahí como si nada. Fuera de eso, tuve la suerte de crecer entendiendo el sexo y el desarrollo sexual como algo normal y natural. Es una parte muy esencial de la adolescencia, me parece muy lógico tener que mostrarlo si estoy hablando de eso. El personaje de la madre siempre fue el más lejano para mí. Mientras que me identifico con las dos hijas, la madre termina siendo una metáfora muy breve del futuro y de los miedos y las dudas conectados a el. No he vivido lo que vivió ella, así que no sentí la necesidad de imaginar su vida sexual. No es importante para la historia.
En Planeta Tierra mezclas elementos muy realistas sobre la vida de las tres mujeres protagonistas con toques de ciencia ficción y elementos oníricos. ¿Por qué esa mezcla?
Primero, el cómic para mí es un medio que permite muchas cosas, sobre todo mezclar justamente esos elementos y jugar con ellos. En mi obra utilizo esa herramienta para evitar que sólo se muestre el mundo real precisamente como es. Me gusta ir al extremo, así soy yo, y también el lector se puede escapar a otras dimensiones fantásticas. La imagen tiene esa habilidad, pero obviamente la función principal es la de describir mejor los sentimientos y pensamientos de los personajes, y también estirar la atmósfera de toda la historia. Lo que se logra en el cine con la actuación y la música, en el cómic termina siendo un lenguaje de imágenes muy individuales. Además, en el mundo real, lo desconocido, los sueños y lo irreal siempre está demasiado cerca, más cerca de lo que pensamos, ¿no?
Hay un claro homenaje a E.T., la película de Steven Spielberg, tanto por la presencia del extraterrestre como por el póster que la hija pequeña tiene en su cuarto. ¿Qué significa esa película para ti y por qué has querido rendirle ese homenaje?
E.T. siempre fue y será una de mis películas favoritas. De esa película nació mi deseo cuando era niña de encontrarme con un alien o por lo menos ver a un ovni. Ya no es tan fuerte el deseo, por cierto, prefiero mis amigos reales en el planeta Tierra. Los paralelismos con Planeta Tierra se me iban revelando durante el proceso, así que decidí añadir unos homenajes evidentes.
En tu historia, la fantasía de la niña (el extraterrestre) es algo que sucede en el mundo real y, sin embargo, son las otras dos mujeres, las que se sienten adultas, las que no dejan de fantasear con lo que fueron o con lo que podrían haber sido. ¿Qué buscabas con esa paradoja?
Como dije antes en la pregunta anterior sobre la mezcla de los elementos, lo irreal y la fantasía están siempre conectados con nuestra vida real, con el mundo real y con nuestra manera de manejar nuestros sentimientos. Me preguntaba qué sucede cuando alguien se vuelve loco, o deja de tener los pies en la tierra, se desquicia. Y también cuáles son los poderes oscuros que manejan nuestros sueños. Son cosas que no puedo responder, pero sí investigar con mis historias y dibujos, y creo que mi conclusión puede ser que sobre todo las personas que se creen mas adultas y niegan la fuerza de la fantasía corren mucho más peligro de perder la orientación del todo.
Además de un mayor número de páginas, ¿qué diferencias ves entre Planeta Tierra y tus otros trabajos de cómic?
Planeta Tierra, como he dicho antes, se volvió algo personal y también un poco serio sin mucha intención. La verdad es que no sabía que era capaz de contar algo de esa forma, pero sigo con muchas ganas de tratar más temas e historias de ese tipo. Lo que pasa es que es una forma bien diferente de trabajar a la de otros proyectos mas divertidos y cortos. Necesito la mezcla. Por un lado quiero sufrir, meterme a lo profundo y luchar con temas personales, que es siempre es más duro. Por otro lado, me encanta jugar con el medio del cómic, sin sentir la necesidad de hablar de algo serio o relevante. Adoro el absurdo y creo que es algo fundamental de nuestra cultura. Nunca se debe perder la diversión de hacer lo que hacemos. Por eso sigo autopublicando mis proyectos mas pequeños sin tener la presión de lograr una cierta audiencia, sino que simplemente puedo hacer lo que me da la gana.
El título original de la obra es Alien. Sin embargo, en España la leeremos como Planeta Tierra. ¿Conocías el cambio de título? ¿Te lo han consultado? ¿Crees que Alien habría inducido a error sobre el contenido de la novela gráfica a los lectores españoles?
La decisión del nuevo titulo vino por el lado del editorial, La Cúpula. Yo me sentiría contenta y satisfecha dejando el titulo de Alien, pero entiendo que quieren evitar confusiones. La edición francesa (Ca et Lá) también le cambió el titulo a Petite Terrienne (Pequeña terrestre). Es totalmente lo contrario del título original, pero cuando me hicieron la propuesta me encantó, porque tiene la misma fuerza. Planeta Tierra tiene una interpretación muy parecida y el título de la edición en inglés será Earthling (Terrestre).
Ya para terminar, cuéntanos en qué estás trabajando ahora. ¿Algo que vayamos a ver en España pronto?
Después de haber viajado bastante y colaborado en pequeños proyectos durante el año pasado, estoy trabajando en mi siguiente novela gráfica. Todavía no hay fecha ni volumen, y obviamente ya no avanzo tan rápido como cuando hice Planeta Tierra mientras era estudiante. Toca ganar dinero y, lamentablemente, como en la mayor parte del mundo, los cómics aún no pagan. Pero por suerte eso nunca será un argumento para impedirme de seguir con ese trabajo. Lamentablemente, no puedo decir cuándo se publicará algo mas en España, pero espero que con Planeta Tierra pueda viajar allá y hacer algunos nuevos contactos para colaboraciones y más cosas.
FELICITACIONES