Otro de los autores que tuvimos la oportunidad de entrevistar en la pasada edición de Expocómic fue Iván Sarnago. Y es uno que nos puede aportar muchas cosas interesantes porque conoce el medio desde muchos ángulos diferentes, como evidencia #Chica de serie B (aquí, la reseña de su primer volumen), una auténtica locura que nació como webcómic cuando esa palabra ni siquiera era de uso común, que acabó encontrando su camino para ser publicado en formato físico y que le ha llevado a explorar vías como el crowdfunding. Ahora que acaba de salir a la venta el segundo y último volumen de #Chica de serie B es un momento espléndido para ofreceros la conversación que mantuvimos con Iván y donde nos cuenta de qué va este divertidísimo invento.
¿Qué es exactamente #Chica de serie B? ¿Cómo nace?
Pues nace con la necesidad personal y profesional de intentar hacer una tira cómica al estilo americano, en cuanto a la publicación en periódico y demás, pero sabiendo que en este país eso es algo imposible. Es que directamente desde el medio natural, el periódico, eso no se conoce. Se conoce el humor gráfico, se conoce el chiste político de actualidad inmediata, pero por desgracia, porque creo que es una buena cantera para formarse y uno de los mejores formatos para ver lo duro que es este curro, desde ahí no hay ningún tipo ni de intención de publicación ni de conocimiento del formato. Años después, cuando ya estaba formado, hablando con un periodista me dijo «lo que estás haciendo podía estar publicado en un periódico, porque además en cuanto pasa algo te adaptas a la realidad y lo sacas». Eso da juego, no tiene por qué ser sólo la vida de un personajillo raro surrealista. Si estás en un periódico, ese es uno de los alicientes. Era un formato que yo quería hacer porque me salieron los primeros trabajos haciendo tiras cómicas desde muy crío, y aunque luego he aspirado a hacer otras cosas era algo que veía como necesario. Que una vez que me habían salido varias cosas en este formato, podía volcar todo lo que sé, todo lo que conozco, y obligarme además a hacerlo día a día, a ver si era capaz de hacerlo al estilo americano de tira de prensa.
¿Por qué pensaste en un blog para acomodar #Chica de serie B?
Lancé el blog porque entonces empezaban a salir los blogs. Yo llevaba más años haciendo lo que hoy se conoce como webcómic, que es una etiqueta como cualquier otra, pero te adaptas a cualquier medio cuando eres inquieto. Con el blog era mucho más cómodo trabajar, hacías una entrada cada día, la subías y la movías un poquito. Empecé con esa intención, hacer una especie de tira con el tono americano biográfico como el que tiene Woody Allen o series de televisión como Seinfeld. Era una idea que tenía desde hace mucho tiempo, que pensé incluso en hacerlo representado con animales, pero en España no creo que sea el formato adecuado, no conectamos con ello, aunque yo era muy fan de cómics como Omaha, la gata bailarina, que en América funcionan muy bien y que incluso el lector americano educado sabe que no es algo para niños. Descarté los animales y tome la decisión de dibujarme a mí mismo como protagonista y desde ahí las anécdotas son infinitas. Ya no es sólo porque te bases en la realidad, sino porque a veces con la tira más tonta que te inventas te encuentras el comentario de «¿pero eso te ha pasado de verdad?». No, evidentemente no, soy un profesional, esto es algo más que eso, si fuera tan fácil todos los haríamos.
¿Cómo fue la acogida inicial?
Fue funcionando, la verdad es que me sorprendí muchísimo. En ese primer año, en 2008, empezó a haber muchas visitas. Yo no lo promoví por ningún lado, no había todavía redes sociales en las que estar. ¿Y qué descubrí? Que funcionaba y que conectaba con un público que no era el habitual lector de cómics. Todo va muy bien cuando tienes un público más o menos fiel que te ha seguido en los cuatro cómics que has hecho, pero aquello funcionaba fuera. Me empecé a intrigar por aquello. Seguí por ese camino, explorando, cambiando el tipo de narrativa en un momento dado, no ciñéndome a las tres viñetas sino a algo más largo, o a irme a que el personaje era consciente de que hacía las tiras y vivía en ellas. A la vez que las dibujaba la consecuencia era que él la había dibujado y ahora le pasaba algo, jugar con esa doble realidad me divirtió mucho, me hizo madurar mucho como profesional y adaptarme a un sistema de trabajo muy inmediato. Cada día, tuviera los trabajos que tuviera, ya fueran trabajos extra fuera del cómic para mantenerte, o trabajos de publicidad y diseño que es lo que hago yo en casa, yo me sacrifiqué, me levantaba, me hacía mis dos o tres horitas hasta que la tira estaba acabada, coloreada y subida.
Pero el webcómic tiene un problema, y es que el autor no gana nada con ello, ¿no?
En cierto modo me estaba quitando incluso el poco trabajo económico que podía tener de otros lados, pero eso fue una apuesta personal muy, muy seria, porque ya que veía que esto no salía adelante por ningún aspecto del medio. Ni la industria está aquí formada para que te puedas ganar la vida con ello, ni hay visos de que esto sólo con tomos adquiera un público nuevo. Yo veía que a autores como yo, que no conocía nadie, les publicaban tomacos de la hostia y yo como lector no me arriesgaba a comprarme ese tomaco de 40 euros. Si no le conoces antes, si no has visto material… Pensé que la web era como el formato grapa que tantas ganas tenía de haber seguido haciendo toda mi vida. Sin ningún beneficio económico pero con el beneficio de fidelidad, de lectores que te van conociendo y que luego, una vez que llega como llegó el año pasado lo de editar toda la obra en dos tomos, te apoyan. Descubres que están ahí y que toda esa gente a la que has ido dando un material gratuito valora el trabajo, valora el medio y llega un momento en que te devuelven ese favor, esa alegría que les dabas todos los días en la oficina viendo una tira. Todos los días además, que es que hay que cumplir. De hecho, cuando pasas al formato semanal en online, ya no es lo mismo. El efecto no es el mismo. No puedes pedir luego lo mismo. Ha sido ir investigando, tanto divertirme como en el terreno profesional ir descubriendo cosas, como el hecho de promocionarse en las redes, que es un aspecto muy importante también. Pero no es el más importante. Si tú no cumples todos los días y le das al lector lo que quiere, no vas a conseguir esa fidelidad o la vas a conseguir de una forma más artificial.
Al final, con #Chica de serie B has tocado casi todos los aspectos del mundo editorial. Empezaste una tira, pasaste a Internet, organizaste el crowdfunding para poder editarlo, hemos llegado al libro. Y todo con el mismo título.
Sí, ha sido por necesidad. La primera intentona de publicarlo, que fue con una editorial que luego desapareció, gracias a Dios porque me hicieron una putada increíble, era algo mucho más barato que lo que son hoy los dos tomos. Ahora está la obra completa, yo he dado todo el material gratuitamente y me siento tranquilo, no estoy timando a nadie. Pero mi primera intención era que cada año hubiera habido un volumen, con menos páginas, con cada temporada, a un formato mucho más asequible, tipo Garfield, era un libro en blanco y negro con ciento y pico páginas y que costara diez euros. Ese era el primer plan cuando yo soñaba con que aquí se pudieran publicar cosas más baratas y no que hubiera que ir a otro plan de negocio, porque si no ni distribuidoras ni nadie te hace caso. Todo producto de la necesidad y de la evolución. Es decir, si una idea no funciona no voy a tirarlo todo, que llevo tres años trabajando, seguía y veía qué opciones tenía. Al final, hablé con Joseba (Basalo, editor de Aleta), que siempre hemos tenido mucha amistad pero nunca habíamos encontrado la forma de colaborar. Él puede publicar un tipo de material, yo hago otro tipo de material, pero sí podíamos llegar a una coedición. En Aleta se me dijo algo muy claro que no se me ha dicho en ningún otro sitio: «tal y como se publica en España yo no te voy a publicar, porque tendría que pagarte la obra, tendría que pagarte una serie de cosas, para ser honesto tendría que pagarte un pastón». Eso sólo me lo ha dicho Joseba. Hay muchas editoriales que dicen «sí, yo te lo publico, tráelo». ¿Yo te publico y qué te pago? ¿Un 7 por ciento dentro de tres años cuando se haya agotado la tirada si es que me he molestado en movértela? Eso no tiene sentido, para eso me lo hago yo como sea. Ya no para ganar, sino para saber que lo que he invertido llega algún lado. Pero encontramos la coedición, yo busqué el crowdfunding para que la inversión fuera mía y no tuviera que deber a nadie y aprendes todo el proceso de trabajo desde todos los puntos de vista, de qué tienes que fiarte y de qué no. Ha sido un proceso muy interesante, muy jodido pero muy interesante.
Y con todo ese conocimiento, ¿ahora qué?
Pues a partir de ahora a nivel de contenido te diré que el final del segundo número de #Chica de serie B dice mucho de lo que voy a hacer ahora. ¿Que me voy a dar una hostia? Probablemente, pero ahora vamos a la grapa, al formato de comic-book, ya sea físico o digital, para explorar otros caminos que aquí están muy poquito transitados salvo por gente como Jordi Bayarri, que tiene toda mi admiración y que llevo muchos años detrás de él intentando ver cómo podemos explotar esos formatos, que me parecen lo mejor para que el público ajeno a todo esto sí se acerque. Si no, se va a acabar esto. No estoy siendo catastrofista, estoy siendo lógico. Si sólo editamos tomacos enormes… Yo tengo alumnos en mi escuela de dibujo en Burgos que les encanta el cómic, ¿pero qué se compran ahora mismo cuando tienen algo de dinero? Una grapa de Panini, un Spiderman, algo como mucho de seis euros, es normal. Pero no sólo ellos, también gente de todas las edades, que podría estar consumiendo cómic erótico o de otro tipo como antiguamente, a un precio asequible, pero no hay nada. Si quieres algo de lo que te gusta tienes que pagar 30 euros mínimo. Es una locura, pero es un rollo en el que estamos metidos desde hace unos años que tiene una parte muy buena, lógicamente, porque tienes todo el mercado en las librerías, pero no al público potencial que siempre estará ahí, como el que me viene a comprar #Chica de serie B aún ahora. Me vienen comiqueros, claro que sí, pero hay mucha gente que me viene a comprar #Chica de serie B que no le gusta el cómic, le gusta #Chica de serie B, le gusta Garfield, le gusta una tira cómica de Mafalda o le gusta algo que siempre ha tenido en otros centros además de la tienda especializada. Yo no puedo pedirle a alguien, por muy comprador de libros que sea, que entre en la única tienda que hay en la ciudad, que él no sabe que está ni tiene por qué saberlo, a comprar cómic y mirarse mi obra a ver si le gusta. ¿Qué hago? ¿Grito en la puerta de la librería especializada cuando creo que mi obra y la de mucha gente podría estar en otro tipo de librerías? Además, no como exclusividad, sino además. Si el público general que teníamos antes no está, es por algo. Y me parece tan de cajón, que por más vueltas que le dé y más que discuta con unos y otros… Que aquí estamos todos muy felices, pues muy bien, pero esto cada vez va a ir a peor, los salones también y todo. Si no hay público al que despertar y al que darle como quien dice el cebo barato de una grapa o un libro en blanco y negro muy sencillito que pueda probar… No lo veo lógico. Estoy hablando con editores de Canadá, de México… ¿Sabes qué se vende en Canadá? Grapas. 10.000 ejemplares me van a sacar de uno de mis cómics ahora mismo allí, cuando no soy nadie allí. Que ellos son editores tipo fanzine, ¿eh? No te digo ni Aleta, ni Amaníaco, ni nada, vete más atrás, a gente que está ahí con el underground. En Estados Unidos y países más pequeños y limitados como Canadá o México venden grapa. Y la agotan, en salones la agotan. Es que es lógico.
Justo eso te iba a preguntar. ¿Es la solución el mercado extranjero?
Según y cómo. Lógicamente, Francia sería lo mejor que nos puede pasar a muchos. Otra cosa es que coincidamos en lo que estamos haciendo o que en un momento dado trabajemos por encargo. Yo también trabajo por encargo y he hecho todo tipo de cómics que se me han pedido. Pero si como autor tengo una serie de cosas que creo que pueden valer y las puedo mover en otro sitio, también lo voy a intentar, lógicamente. Estoy más cómodo en ello, no por elitismo, sino porque creo que soy más un autor como los de España de toda la vida, que se hace sus cosas y tira hacia adelante.
Pasemos al contenido de #Chica de serie B, y volvamos a lo que comentabas más arriba. ¿Hasta qué punto es realista, cuanto de real hay en las anécdotas que recoges?
Hay mucho de real, pero empleado de una manera muy profesional para trasladarlo a un cómic. Es decir, hay mucho de real, pero no es que me haya pasado a mí. A lo mejor le ha pasado a alguien que conozco. Imagínate que en un salón alguien como Jordi Bayarri me cuenta cuatro cosas, las plasmo como que le pasan al personaje, y de hecho hay algún ejemplo de eso. Unes como un escritor, como un director de cine, aunque se ponga él como protagonista. Al final cuentas un montón de cosas que han sucedido, que te han podido pasar en tu vida y que tú las alteras de forma porque tienes que buscar una conexión con el lector. Para mí el lector es el mismo que un espectador de un monólogo o de una serie de televisión. Yo busco a esa gente, no al comiquero de pro que ya sé que tengo fijo, porque si haces cuatro referencias a un cómic ya sabes que lo tienes, pero no se busca eso. Como profesional lo que he intentado es dar lo mejor de mí mismo, e ir evolucionando, a partir de una base que eran las primeras tiras, mucho más autobiográficas dentro de lo que cabe, y llevar a la sorpresa más grande posible al lector y parodiar una serie de televisión pero con los mismos personajes, a los que les siguen pasando muchas cosas de verdad pero que tienen un montón de naves encima y no sabes a qué viene eso. He intentado divertirme mucho y sobre todo tocar todos los palos que pudiera de todo lo que he aprendido y sé profesionalmente, e incluso evolucionar en ese aspecto. El segundo libro ha sido un esfuerzo de maquetación brutal, porque he intentado que, tal y como se seguía publicando #Chica de serie B cuando además hacía otras tiras que colocaba los domingos o en otros momentos, al leer el libro vas a leer aquel blog de #Chica de serie B que tenía Zombisaurios e idas de olla muy raras. Tienes la evolución de los personajes totalmente reales a personajes de ciencia ficción y superhéroes. Yo me lo pasé muy bien haciéndolo y creo que lo que buscaba era eso, hacer una evolución, saltarme la cuarta pared… Emplear todos los elementos que a mí siempre me han fascinado en autores como John Byrne o Will Eisner, que no se encorsetaban en una historieta sino que además jugaban con el lector, hacer autoconstricción de tu propio cómic que en un momento dado es una mierda que no va a ningún lado y de repente hay algo de fantasía o de superhéroes. He intentado divertirme y lo autobiográfico puede estar en lo mas surrealista que te puedas imaginar. Y otras veces, lo que pueda parecer más sincero y sentido a lo mejor es fruto de que eres un profesional y sabes por dónde vas a afrontar una historia que puede gustar. No es algo que pueda decir claramente. Hay mucha gente que no acertaría muchas de las cosas, como las de intentar ser superhéroe, que son reales de cuando tenía quinte años, y en cambio otras mucho más realistas en cierto modo que no me han pasado a mí o le han pasado a un amigo.
Y para terminar, las dos preguntas más tópicas que te voy a hacer. La primera, ¿con qué temporada te quedarías de todas las de #Chica de serie B y por qué?
Quizá con la cuarta, que es la primera que hay en el segundo tomo. Después del experimento de parodiar la serie V con los personajes en un formato mucho más narrado, que en el tomo no me gusta tanto como se lee porque se te atropella más que la entrega diaria, en la cuarta volví a las tiras pero fue cuando empecé a salirme de la realidad. En un momento dado los personajes se imaginan que están en un cómic y ese cómic empieza a tocar todos los palos, desde el estilo de dibujo de Wally Wood hasta el de Jan. Con lo cual, me lo pasé genial. Y, como anexo, el final, que lo hemos hecho un comic-book, nos lo hemos pasado… Yo ahora tengo un compañero que me ayuda en labores de guión. Que un tío que fue mi alumno que me leía cuando él era pequeño ahora haya sido capaz de entrar en mi propio universo mental y muy personal, porque en el fondo es lo que decimos, tiene algo de autobiografía… Estamos jugando como los americanos, a cuadrar cosas que no venían a cuento. Son 14 páginas de las que estamos muy contentos que además se han hecho en tiempo récord porque la maquetación del resto del libro se nos ha ido muchísimo de tiempo y estábamos muy angustiados. En una semana nos hemos pulido 14 páginas de cómic, coloreadas, terminadas, con un guión que luego sobreescribíamos cuando estaba terminado. Y nos ha dado pie a que lo que ahora estamos preparando para fuera tenga esa naturalidad, ese sistema de trabajo que tenías tan libre de «oye, dibújame unas páginas que luego yo le pongo el texto», y no por eso es algo malo. Puede ser algo genial, porque cuando tienes una limitación o un editor que te dice «me tienes que hacer una historia de un niño que hace así con el reloj y se transforma en un superhéroe» y tú dices, «buah, superoriginal, ¿qué hago ahora con esto?». Al final haces las páginas y luego como ha pasado alguna vez te quedas sin ese trabajo, pero el editor te deja utilizarlas, y como no me ponga a reírme de esto mismo y a sobreescribir el texto… Vas aprendiendo de todo lo que haces y en el fondo lo que siempre he querido con #Chica de serie B es plasmar todas esas cosas, desde lo mejor que puedes hace planeando una parte de la historia a ponerte sentimental en lo que crees que a ti te duele. Ya no es que quieras hacer llorar al lector, sino que en una comedia también puedes llegar a lo más profundo porque tú lo has sentido así y lo puedes transmitir. O vivir la peor experiencia que has vivido, como hacer un cómic con algo que se va al garete y te dicen «ah, quédatelo», cosas de esas que te pasan, y aprovecharlo para bien y decir «mira, este cómic se va a reír de lo que ha sido en las anteriores temporadas». Eso no lo voy a ver online, no voy a ver qué reacciones que tiene la gente, pero espero que en los salones me vengan y me digan «eres un gilipollas, llevo cuatro años leyéndote ¡y ahora me lo terminas todo así!». Pero quiero que eso pase y lo hemos hecho aposta. Así que me quedo con la cuarta temporada por lo que supuso empezar a manejar bien todos los géneros posibles y divertirme mucho y con el anexo este final, El gran final que lo hemos llamado, que sucede en un salón de cómic y era lo que necesitaba #Chica de serie B, terminar en un salón del cómic, lleno de cosplayers y de cosas muy locas.
Casi te anticipas a la última pregunta. ¿Es #Chica de serie B una historia cerrada o en algún momento la puedes recuperar?
La clave está justo al final. De alguna manera yo tenía otros proyectos antiguos, de cuando era muy inexperto y muy crío, pero ya me publicaron una serie de comic-books que intentamos publicar en Amaniaco, pero la magia ha surgido y resulta que #Chica de serie B se acaba pero es el principio de una serie de cómics de superhéroes, de aventuras, algunos con el toque cotidiano, que espero que podamos ir sacando poquito a poquito a partir de este 2014. Es el final, pero es un final muy extraño. Como tal, #Chica de serie B sí se acaba, pero nos ha dado pie y una chispa para hacer alguna otra cosa, ya en común con mi compañero, Mario. Ha sido una delicia comprobar que un alumno tuyo que era un niño cuando tú le vendías tu cómic para adultos, porque en petit comitè siempre cuando sabes que alguien es adulto, te llega y te dice que tu cómic no está tan mal hecho. Revisitas aquello. Es una gozada, es una experiencia que como autor hay que tener en la vida una vez por lo menos, que alguien que sólo te había leído acabe entrando en tu forma de trabajo y ayudándote a llevar algo a otro lado totalmente distinto que tú ni esperas ni te habías planteado. Espero que este año sea el comienzo de algo distinto pero que le debe mucho a #Chica de serie B y que sin haberlo hecho no hubiera podido plantearme otras cosas.
Reblogueó esto en #CHICADESERIEB, por Iván Sarnagoy comentado:
Una entrevista en CÓMIC PARA TODOS…