Guión: Olivier Jouvray.
Dibujo: Jérôme Jouvray.
Páginas: 104.
Precio: 16 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Octubre 2013.
Si hay algo que funciona a la perfección en Lincoln es el cambio de escenario y de reglas del juego que establecen en cada uno de sus álbumes la familia Jouvray, los hermanos Olivier y Jérôme y Anne-Claire, esposa del segundo; guionista, dibujante y colorista respectivamente. En esta ocasión, este vaquero malencarado y rufián al que Dios le ha otorgado la inmortalidad para que ver qué hace con ella un tipejo como él, llega al México de la revolución sin tener muy claro por qué bando debe luchar… ¡si es que quiere hacerlo por alguno! Porque lo que se mantiene desde el principio es la diversión que ofrece la historia. Lincoln, que alcanza en su edición española el tercer libro, incluyendo dos álbumes originales. Y quizá el que vemos en este libro sea el mejor de los desarrollados hasta ahora por los Jouvray, el más caótico, y el más atractivo por la presencia de un interés sentimental. ¿Puede Lincoln enamorarse? Y lo que es aún mejor: ¿puede hacer que ella, Paloma la Saldana, la cabecilla de los revolucionarios, se enamore de él? Si hasta ahora el enredo formaba parte inexcusable de los avatares de Lincoln, estas dos entregas se convierten en las más desternillantes y rocambolescas de sus aventuras.
Que Lincoln sea una lectura tan divertida obedece a la espléndida fusión de guión y dibujo. Es de esas obras que con otro tipo de dibujo puede que no resultara tan redonda y entretenida. Pero Jérôme Jouvray tiene un estilo que encaja a la perfección en el humor de su hermano Olivier. Las caras y el lenguaje corporal de los personajes responden a la perfección a lo que cuenta la historia, y su tono de caricatura amable termina de redondear el chiste que es la epopeya de este golfo, borracho, vago y maleante que es Lincoln. No es fácil conseguir que un personaje así despierte la empatía del lector, y sin embargo los Jouvray lo consiguen en todo momento, con su mala suerte, con sus terribles decisiones, con lo que hace y con lo que le hacen. Es tremendamente fácil ponerse en su piel cuando acaba siguiendo a Paloma porque «no es fea la colega» o cuando se hace el duro con ella porque «¿pero qué te has creído? Tu culo no me interesa», es inevitable entender su enfado cuando le toman por el salvador del oprimido pueblo mexicano porque «¡o me dejáis en paz, panda de piojosos, o cometo una masacre!» o cuando le dice a Dios y al Diablo que siempre están junto a él «tranquilizadme, amigos. ¿Me dejaréis en paz algún día?».
Y son muchas más las situaciones que despiertan la risa y la sonrisa, a veces incluso la carcajada. Los Jouvray saben hacer una fantástica sátira de la revolución mexicana y hacen que un personaje tan peculiar como Lincoln encaje en ella desde todos los puntos de vista: hablando con los soldados a uno y otro lado de la frontera, como héroe y como víctima, emborrachándose e incluso ligando. Olivier consigue que los golpes de efectos funcionen a la perfección (sensacional el que pone fin a la segunda de las historias de este libro), y Jérôme construye gags que se entienden a las mil maravillas mientras no descuida la ambientación. En bolas por la pradera y French Lover, las dos historias que hay en este volumen, conforman así un divertidísimo díptico sobre Lincoln en México, del mismo modo que en el anterior volumen le trasladaban a la gran ciudad. Y es verdad que Lincoln tuvo desde el principio la capacidad de hacer reír al lector, pareciendo siempre un personaje fuera de lugar, con una terrible mala suerte y el don de la inmortalidad que no merecía, pero lo que han ido demostrando estas aventuras, y especialmente las de este tercer volumen, es una enorme versatilidad.
El libro incluye los álbumes quinto y sexto de Lincoln, Cul nu dans la plaine y French Lover, publicados en Francia por la editorial Paquet respectivamente en junio de 2007 y septiembre de 2009. La edición española incluye un portafolio de ilustraciones del personajes realizadas por Pau, Kokor, Gabriel Hernández Walta, José Luis Agreda y Bouzard.