Editorial: Planeta DeAgostini.
Guión: Brandon Seifert.
Dibujo: Lukas Ketner.
Páginas: 168.
Precio: 16,95 euros.
Presentación: Rustica.
Publicación: Noviembre 2013.
Cuando apareció A golpe de bisturí (aquí, su reseña), la primera miniserie de Witch Doctor, la serie de Brandon Seifert y Lukas Ketner apadrinada por el omnipresente Robert Kirkman, ya quedó clara la pretensión de los autores de hacer avanzar la historia de su singular médico paranormal a través de sucesivas miniseries. Mala praxis es la segunda de ellas, y se puede decir sin temor alguno a equivocarse que este relato supone un paso adelante y una mejora en el ya atractivo planteamiento del título original. Seifert se decanta por convertir al doctor Vincent Morrow en la víctima de este segundo caso, lo que evita cualquier sensación de repetición con respecto al primero, por aumentar la familia con personajes atractivos y carismáticos y por ahondar en lo más oscuro del mundo que ha presentado sin perder el toque divertido que tan bien funciona aquí. Y Ketner responde de nuevo con un espléndido trabajo, de acabado clásico y con mucha imaginación en el diseño de las criaturas que imagina Seifert. Quizá exige muchas concesiones por parte del lector para la resolución de la historia después de todo el drama que ha planteado, pero entretiene tanto que eso se queda casi en una anécdota.
Seifert ha encontrado una buena fórmula para aunar el terror, la fantasía, el misterio y el humor, en la que casi todos los personajes van contribuyendo alternativamente en los diferentes campos. Que el doctor Morrow tenía que ser un héroe humano estaba ya sobre la mesa en A golpe de bisturí, pero se nota con mucha más claridad en Mala praxis, por su relación con las mujeres que hay en este relato y por ser el objetivo del villano de turno. Y a pesar de tratarse de un mundo de aspecto grotesco, grueso incluso en ocasiones (la manifestación de la enfermedad de Strigoi o las criaturas físicas y fantasmales que aparecen a lo largo de todo el volumen), Seifert no renuncia a hacer de Witch Doctor un tebeo divertido, en el que los personajes, sus actitudes y sus decisiones tienen mucha importancia, dentro de una historia muy imaginativa y muy bien desarrollada hasta su clímax. Morrow, como héroe y víctima al mismo tiempo, es el gran protagonista de la historia, pero eso no evita que tanto la siniestra Penny como el voluntarioso Eric tengan más de un momento de gloria, sobre todo en el caso del segundo, que era el personaje que menos llamaba la atención en la primera entrega y que aquí experimenta un considerable crecimiento.
Aunque la historia introduce cuantiosas y muy trascendentes novedades en el universo de fantasía de la serie, nada parece forzado. Eso se puede achacar a los buenos cimientos que pone Seifert en la historia, con un espléndido número de introducción, pero también al fantástico hacer de Ketner. A veces da la impresión en series como éstas que su éxito depende de lo bien que el ilustrador de turno sepa crear a las criaturas y demás elementos fantásticos, y en eso Ketner sobresale ya desde la cubierta del volumen y en los tonos más diversos (desde los momentos más sarcásticos de Morrow hasta el puro terror que inspira el momento en el que Penny le dice al doctor que tiene hambre), pero el dibujante de Witch Doctor va más allá. Es imposible no disfrutar con la expresividad que da a todos sus personajes, desde el divertido flirteo de Catrina Macabrey a la maldad de los enemigos de Morrow en esta historia (que aunque no tardan demasiado en mostrarse sí son un pequeño secreto del relato) pasando por el miedo y la desesperación que se refleja en el rostro del buen doctor. Ketner tiene además un aire que podría llegar incuso a considerarse algo retro, que da aún más encanto a esta saga, que alcanza su segunda miniserie en plena forma y dejando con ganas de más.
El libro incluye los seis números de Witch Doctor: Mal practice, publicados por Image Comics entre noviembre de 2012 y marzo de 2013, y recopilados en un único volumen en junio de 2013. El volumen incluye las ilustraciones originales de portada, realizadas por Lukas Ketnet y la alternativa para el primer número que hicieron Juan José Ryp y Félix Serrano, además de un pequeño portafolio de apenas tres páginas con bocetos de los nuevos personajes y diseños que aparecen en esta segunda entrega de la serie.