Editorial: Random House Mondadori.
Guión: Paul Pope.
Dibujo: Paul Pope.
Páginas: 208.
Precio: 14,95 euros.
Presentación: Rústica.
Publicación: Enero 2014.
Hay ocasiones en las que salen maravillas de un rechazo previo. Tras el éxito de Batman. Año 100, Battling Boy nace del proyecto de Paul Pope para realizar una historia de Kamandi que DC no quiso. Y no la quiso porque habría sido una lectura para niños. Lo que con su rechazo no imaginaba Dan DiDio, o mejor dicho no supo ver, es que si Paul Pope quiere hacer una historia que pueda leer un crío es porque también desarrolla en ella elementos lo suficientemente relevantes como para que un adulto muestre el mismo o incluso más interés. Battling Pope es, efectivamente, una historia de Kamandi en esencia. Pero también es un relato que encajaría en los mitos asgardianos de Marvel o al Cuarto Mundo de los Nuevos Dioses de DC. Que por ambos caminos se llegue a la influencia de Jack Kirby no es en absoluto casual. Y una vez leído Battling Boy, en un volumen que no es más que la primera entrega de una saga que promete ser mucho más extensa y compleja, casi hay que dar las gracias a la falta de visión de DC, porque lo que Pope consigue sin las ataduras de la continuidad o de un personaje ya establecido es una historia que refresca conceptos que se han tocado en multitud de ocasiones.
De Battling Boy se pueden destacar dos aspectos. El primero, es la construcción de su universo. Puede que en él no haya rasgos especialmente rompedores y que muchos parezcan sacados de otras mitologías anteriores, pero Pope hace que funcionen con extrema facilidad. ¿Cómo? Ahí entra en juego el segundo aspecto a analizar: la forma en la que va introduciendo los elementos. Ahí es donde la brillantez de Battling Boy se despega de otras obras similares. El protagonista que da título a la historia no aparece hasta la página 41, cuando el lector ya se ha hecho a la idea de que el héroe (y a eso hay que añadir también la futura heroína) es otro y después de haber recibido una enorme sacudida emocional. Pero es que su protagonismo no arranca hasta la página 77. O no se aprecia al auténtico villano de la historia hasta el tramo final. Y a pesar de todo eso, no hay página en la que Pope no esté construyendo su mundo, con inteligencia, con un acierto narrativo excepcional y todo con un relato que fluye naturalmente, sin necesidad de recurrir a cartuchos de texto o explicaciones redundantes, lo que también da al cómic un ritmo excepcional que, a pesar de superar las doscientas páginas, hace que el libro se devore con avidez.
Los logros narrativos de Battling Boy se fusionan elegantemente con los visuales. Pope es un dibujante muy reconocible y su estilo se adapta a la perfección a los distintos escenarios que plantea la historia, especialmente el mitológico y el urbano. Todo su trabajo de diseño es magnífico y encuentra un acomodo casi perfecto en el estilo caricaturesco que maneja como ilustrador. Y eso, a su vez, no resta el más mínimo impacto a las secuencias más espectaculares (el regreso al hogar del padre de este Chico Batallador, la lucha paralela de padre e hijo en mundos diferentes, la llegada de ambos a la ciudad de Arcópolis, el duelo de Aurora ante la estatua de su padre). Pope hace de Battling Boy una lectura sensacional porque mezcla infinidad de detalles para hablar de lo que significa ser un héroe, desde lo más banal (el desfile, el márketing en torno al nombre del Chico Batallador) a lo más trascendente (la forma en que aprende a usar los dones que ha recibido o la lección de humildad para asumir que no puede ganar las batallas solo), porque reordena más que reinventar el género de superhéroes con detalles que nada tienen que ver con él y porque da poso y elementos para el debate a una historia que no deja de ser algo tan sencillo como un chico peleando contra monstruos. Deja con tantas ganas de saber más sobre el Chico Batallador y el resto de su universo, que sólo cabe aplaudir.
First Second Books publicó originalmente Battling Boy en octubre de 2013. El libro no cuenta con ningún contenido extra.