‘Astérix y los pictos’, de Jean-Yves Ferri y Didier Conrad

Editorial: Bruño.

Guión: Jean-Yves Ferri.

Dibujo: Didier Conrad.

Páginas: 48.

Precio: 12,90 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Octubre 2013.

Al margen de sus méritos o deméritos artísticos, Astérix y los pictos es una obra histórica, porque es la primera de la serie en la que no han participado sus creadores. De René Goscinny, muerto en 1977, lo último que se pudo leer fue Astérix en Bélgica, de 1979, y la tardía edición en 2009 del anterior álbum de la colección, El aniversario de Astérix y Obélix. Y no había una historia nueva de los irreductibles galos desde 2005, cuando Albert Uderzo se encargó en solitario de ¡El cielo se nos cae encima!. Por eso había muchas miradas puestas sobre Jean-Yves Ferri y Didier Conrad, incluso a pesar de contar con las bendiciones que aparecen en el mismo libro tanto del cocreador aún con vida como de la hija de Goscinny, Anne. Y quizá por esa enorme presión que había sobre su trabajo, han optado por una obra correcta y conservadora, sin demasiados riesgos ni alteraciones, con pocas novedades y un desarrollo ajustado a lo que se puede esperar de una historia de Astérix y Obélix. Es un álbum que encuentra el difícil equilibrio entre contentar al aficionado clásico, sobre todo entre no molestarle, y satisfacer al nuevo público que quiera acercarse a estas aventuras.

«Estamos en el año 50 antes de Jesucristo. Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor». Después de algunos años de ausencia, la lectura del arranque de cualquier aventura de Astérix es ya un motivo para el regocijo y para que los lectores de ya muchísimas generaciones se sientan transportados a otro mundo, uno que conocieron en su infancia y que en realidad nunca han llegado a abandonar. Ferri rinde homenaje a todas esas sensaciones, enviando a los héroes galos a encontrarse con los pictos, otro pueblo con el que contraponer las costumbres de la famosa aldea de Astérix y Obélix. Nada nuevo por ese lado, ya que eso mismo con los omnipresentes romanos es la base de la historia original, pero sí es algo muy efectivo. En las palabras de Ferri se reconoce con facilidad a los personajes y la trama que idea se sigue con mucha facilidad, con muchos guiños colocados donde siempre han estado en las historias de Astérix, en los nombres de los personajes y en las situaciones, en la sencillez de Obélix y sus broncas con Astérix o en las ocurrencias de Abraracúrcix. Es, en ese sentido, un álbum digno sucesor de la obra de los creadores de la serie y un buen punto de partida para sus dos autores.

Porque si Ferri encuentra las claves que hacen funcionar las aventuras de Astérix y Obélix, incluso sin necesidad de arriesgar con elementos nuevos o con una historia más atrevida, y con ausencias que no terminan de beneficiar como la de Idéfix durante buena parte del libro, el dibujo de Conrad también encaja perfectamente en los logros que consigue Astérix y los pictos. Su dibujo ha de ser, y efectivamente es, casi mimético con el que siempre ha tenido Astérix con los lápices de Uderzo, y eso contribuye a la sensación de nostalgia que ayuda a que la balanza se incline en favor de los aspectos más positivos del álbum. El mundo de los pictos, eso sí, le permite momentos de agradable lucimiento al margen de la presencia de los galos y de homenajes y referencias que, como cabía esperar, inundan las 48 páginas de la historia. Ferri y Conrad entran con buen pie en la mitología de Astérix, creando una historia ligera y sencilla que demuestre que hay vida para los personajes más allá de la impagable labor durante décadas de sus creadores. Eso, por sí solo, ya es una espléndida noticia. A pesar de su mayor defecto, la ausencia de un villano de verdadera altura que haga crecer el resultado final, Astérix y los pictos es una historia competente y entretenida, bien llevada en todo momento y muy agradable tanto para viejos aficionados de esta serie como para aquellos que quieran introducirse en el mundo de Astérix con este álbum.

Les Éditions Albert René publicó Astérix chez les Pictes al mismo tiempo que en España. Es el 35º álbum de la colección y el primero que no está directamente realizado por los creadores del personaje, René Goscinny y Albert Uderzo.