‘Cercenador. Corta y pega’, de Alberto Ballester y Alberto J. Silva

Editorial: Autoedición.

Guión: Alberto Ballester.

Dibujo: Alberto J. Silva.

Páginas: 28.

Precio: 2,50 euros.

Presentación: Grapa.

Publicación: Septiembre 2013.

De vez en cuando sienta bien recuperar el olor del fanzine que parece haberse perdido pero que, en realidad, nunca termina de desaparecer. Cercenador. Corta y pega viene a ser un homenaje a aquellos tiempos en los que dos amigos se reunían para crear un cómic que incluyera sus gustos, deseos y sueños de aficionado. Hay que insistir en que, en realidad, esos tiempos no han pasado, aunque ahora lo mismo surja de conversaciones entre profesionales y con editoriales de por medio. Pero Cercenador es diferente por un detalle, y es que Alberto Ballester y Alberto J. Silva han autoeditado su cómic. Una historia sencilla, breve (apenas 23 páginas de historia), violenta y macarra, gamberra por los cuatro costados, en la que hay un asesino, un encargo que quedó por cumplir años atrás, una mujer exuberante pero alejada del arquetipo de la femme fatale y películas porno de por medio. Un pasatiempo que produce una diversión hilarante y que deja con ganas de más. Por su brevedad, desde luego, pero también porque los personajes dan para desarrollar un thriller de serie B que expanda su universo, algo que bien puede hacerse enganchando con su divertido final, con el violento pasado que se ve en el flashback o incluso con historias que no guarden relación directa con esta presentación.

El subtítulo de Cercenador, Corta y pega, es casi un autohomenaje que los autores se brindan. Su historia no es un corta y pega, pero casi, porque recoge elementos más que conocidos y les quiere dar una vuelta de tuerca Es, según se desprende de sus propias explicaciones y de lo que se puede ver en sus páginas, un conjunto de esos elementos que sin duda Ballester y Silva querían ver en un cómic. En un blanco y negro que quiere recordar al cine negro más clásico, pero con unos personajes que bien se podrían haber escapado del cine de mafiosos urbanos de directores como Guy Ritchie, con abundantes toques de violencia y erotismo explícito, y dos escenas cumbre, una delirante carrera de caballos y, por supuesto, el clímax. Cercenador  juega acertadamente con las convenciones del género, se salta algunas de sus normas con arrojo y quiere hacer disfrutar con secuencias y personajes extremos, bien trazados en el guión por Ballester y muy bien trasladados a la página por Silva, a quien hay que reconocer que juguetea muy bien con la narrativa, e incluso saca partido del poco espacio que tiene para las escenas más espectaculares. Además, el juego de grises es muy agradecido, porque siempre va unido al color de la escena. Una diversión sin complejos, en la que se nota que sus autores han disfrutado.

A pesar de ser un ejemplar autoeditado y publicitado a través de la iniciativa Kekorto, Cercenador tiene dos páginas de contenidos extra. La primera es un pin-up con los personajes protagonistas dibujado por Paul Sizer y la segunda contiene la historia de creación de este cómic contada por Ballester y una serie de bocetos.