‘Spiderman. Reino’, de Kaare Andrews

Editorial: Panini.

Guión: Kaare Andrews.

Dibujo: Kaare Andrews.

Páginas: 160.

Precio: 13 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Septiembre 2007.

Las historias que acontecen en mundos alternativos son una constante en el cómic de superhéroes y casi todas ellas juegan con una ventaja sustancial con respecto a las que siguen la continuidad oficial de los personajes. Esa ventaja no es otra que la libertad de poder plantear cualquier escenario y, más aún, cualquier resolución. Pero eso mismo suele ser su trampa, porque genera unas expectativas que no son tan fáciles de satisfacer. Aunque su atrevimiento pueda parecer sencillo de acometer, Spiderman. Reino es una de esas raras historias que, narrada en un mundo alternativo, deja un sabor de boca excepcional. En primer lugar, porque plantea un futuro intrigante, en el que Peter Parker es un anciano, retirado de su vida como vigilante y en una Nueva York en la que ya no hay superhéroes enmascarados, un escenario deudor en algunos aspectos de la historia imposible por excelencia del mundo del cómic, Batman. El regreso del Caballero Oscuro. Pero sobre todo porque acaba con un clímax sensacional en el que su autor, Kaare Andrews, se permite una de las más emocionantes reflexiones sobre Spiderman de las últimas décadas.

Es verdad que es el final lo que engrandece el conjunto, porque en los tres primeros episodios Andrews peca de una narración algo lenta en la que el lector tiene que hacer demasiadas concesiones, algunas de ellas siempre necesarias en el mundo del cómic (la ausencia de héroes, villanos y personajes no relacionados con el mundo de Spiderman) pero que se acentúan aún más cuando se pretende realizar un retrato global, futurista y muy desasosegante de una ciudad como Nueva York. En cualquier caso, es esa misma visión la que lleva a valorar aún más el resultado final, lo que desemboca en una paradoja habitual en el género. Por eso, lo mejor es leer, disfrutar y no hacerse demasiadas preguntas en torno al concepto de universo, en este caso Marvel, que rodea la narración. Y es que esa narración, y tras pasar unas primeras páginas que se sostienen sobre todo por la intriga que generan, acaba siendo sobresaliente en todos los aspectos. Andrews consigue reimaginar el mundo de Spiderman con una sencillez admirable, encuentra futuros más que asumibles para Peter, para su ciudad y para sus enemigos, mostrando instantes antológicos para Kraven o el Hombre de Arena, redime a J. Jonah Jameson y, sobre todo, deslumbra con una Mary Jane etérea.

La clave de la historia, incluso destacando el lento desarrollo de esta versión de Spiderman pero sobre todo necesario en lo visual (de máscara a traje negro y de ahí al tradicional rojo y azul), está de hecho en Mary Jane. Es su presencia y su ausencia lo que motiva a Peter, lo que lleva a ese final hermoso y poético y a la reflexión sobre el porqué de Spiderman como héroe. Quizá esté en el característico colore de su pelo la razón de ser de que los rojos destaquen tanto en los tonos ocres que José Villarrubia, en un sensacional trabajo de coloreado, aplica al frío mundo construido por Andrews. El autor bebe, también en el dibujo, de lo que Frank Miller hizo con su Batman avejentado, con su hilo televisivo como narración de lo que está sucediendo pero también en la caracterización de los personajes o en la importancia de las splash pages para destacar los momentos culminantes de la acción. Pero al mismo tiempo busca una personalidad propia y la encuentra. Este mundo que crea para Spiderman bebe de muchos sitios pero acaba siendo único y reconocible. Y no deja de ser un clásico enfrentamiento definitivo con un villano, Venom en este caso, que sabe aprovechar la falta de ataduras de una versión alternativa de los personajes, pero aún así está resuelta con tanta maestría que perdura en la mente del lector hasta el puno de olvidar sus puntos más débiles.

El volumen, editado por Panini dentro de la Colección 100% Marvel, incluye los cuatro números de la miniserie Spider-Man: Reign, que Marvel Comics publicó entre diciembre de 2006 y marzo de 2007, y que en abril de ese mismo año recopiló en un único tomo. La edición española incluye todas las cubiertas originales, un reducido portafolio de bocetos y un epílogo, todo ello realizado por el propio Andrews.