Guión: Andrew Osborne, con historia de Viktor Kalvachev y Kosta Yanev.
Dibujo: Viktor Kalvachev, Toby Cypress, Nathan Fox, Paul Maybury, Marley Zarcone, Tomm Cocker, Andrew Robinson y Peter Nguyen.
Páginas: 120.
Precio: 14 euros.
Presentación: Rústica.
Publicación: Octubre 2013.
«Es algo más que balas. Es algo más que chicas. Es algo más que mafiosos. Es algo más que pulp. Es un estado mental». Así se define Blue Estate en la publicidad de la editorial. Y puede que incluso sea más que eso. Porque el primer número de Blue Estate era bueno, una asombrosa mezcla de géneros y personajes, sorprendente, divertida y trepidante, pero es que el segundo es aún mejor. Superados los instantes más mareantes del principio, esos en lo que se van desarrollando varias historias de forma paralela y sin que en ese arranque se vea con toda claridad dónde pretenden ir los autores, en este segundo todo crece. Es como si Viktor Kalvachev, Kosta Yanev y Andrew Osborne hubieran decidido trasladar la bendita locura de El gran Lebowski a los entornos del cine de Guy Ritchie o Quentin Tarantino, para agitar después la coctelera y ofrecer una historia brutalmente divertida en lo narrativo y espectacular en lo visual con la colaboración en este tramo de hasta ocho dibujantes, uno de ellos el propio Kalvachev. La primera parte del relato enganchaba con facilidad y la segunda hace desear que llegue ya la tercera y última. Y es que Blue Estate es una serie delirante y genial.
¿Por qué es tan genial? Esa es una pregunta relativamente fácil de contestar viendo la facilidad con la que se pasan las páginas. Lo primero que se puede decir es que está realizada con muchísima inteligencia. No es que haya en realidad nada especialmente nuevo o rompedor, y de hecho los personajes salen de arquetipos bastante reconocibles. Pero es la mezcla, que todo esté en su sitio, que se note que cada personaje se ha desarrollado con mimo para que tenga un papel claro y preciso en la trama. Es en este segundo volumen donde todas las subtramas abiertas confluyen de forma tan dramática y violenta como divertida e incluso desternillante por momentos. Osborne desarrolla con mucho oficio la historia de Kalvachev y Yanev para que no haya un segundo de aburrimiento, para destacar el patetismo de los personajes, las mezquinas intenciones de casi todos, la truculencia de sus pensamientos y, en muchos casos, la torpeza de sus actos. Un estado mental, dice la publicidad de la serie. Y sí, lo es. Porque Blue Estate es de esas series que amplían horizontes con brillantez. Es una historia de gangsters, pero no es la misma historia de gangsters de siempre. Y es una historia violenta, pero su violencia no tiene nada que ver con la violencia de otras historias. Es, sencillamente, algo diferente.
Al atrevimiento narrativo de Blue Estate, que no esquiva ninguno de los oscuros recovecos de la historia que plantea, hay que sumar la valentía visual que ofrece la serie. No es sólo la combinación de ocho dibujantes diferentes lo que busca el impacto del lector. Es que los saltos de uno a otro tienen un claro sentido narrativo, y se hacen con absoluta naturalidad, a veces incluso mezclando sus trabajos en la misma página, precisamente porque encajan en lo que pide la historia en cada momento. Y, yendo aún más lejos, no se puede decir que unas páginas sean mejores que otras, aunque cada lector tendrá un dibujante favorito o unas escenas que aprecie por encima de otras, pero es que todas son puro Blue Estate. El estado mental otra vez. Justo esa es la explicación a lo que estamos viendo. Es tan sórdido el mundo en que acontece la historia, uno que de alguna forma tiene conexión con el nuestro (con gags como el recuerrente de David Hasselhoff), que el prisma va cambiando irremediablemente. A veces es realista, a veces sucio, a veces caricaturesco, a veces luminoso, a veces oscuro. Pero siempre impulsando al lector a seguir pasando páginas compulsivamente, desde el arranque de la serie hasta el final de este segundo volumen, que lleva la historia de nuevo al punto en el que arrancó. Y disfrutando de cada instante y de cada personaje.
Este segundo volumen de Blue Estate incluye los número 5 a 8 de la serie, originalmente editados por Image Comics entre agosto y diciembre de 2011. La editorial norteamericana los recopiló en un único tomo, el que ahora edita Dibbuks, que salió a la venta en enero de 2012. Como contenidos extra, el libro incluye las cuatro ilustraciones de cubierta realizadas por Kalvachev, un portafolio con el desarrollo de una página de cada uno de los ocho ilustradores que colaboran en esta parte de la historia, y, como ya sucediera en el primer libo, una galería comentada de bocetos y esculturas para ver cómo se desarrollaron varios personajes y una página que recoge twitts ficticios de cuatro de los protagonistas.