Guión: John Byrne y Paul Levitz.
Dibujo: John Byrne, Greg LaRocque y Mike DeCarlo.
Páginas: 176.
Precio: 17,95 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Mayo 2013.
La maestría con la que John Byrne abordó su etapa en las series de Superman se entiende y se valora en la enorme versatilidad del autor. Fue tan capaz de hacer una gran historia de superhéroes como una pequeña historia de corte más intimista, mientras definía a un personaje que ya tenía casi cuarenta años de historia. Casi nada. Este cuarto volumen de la colección de libros con la que ECC está recuperando aquella etapa clave del personaje es otra muestra más de que su trabajo en El Hombre de Acero resiste el paso del tiempo de forma admirable por muchos más méritos que la simple nostalgia del lector ochentero. La introducción de temas adultos de forma sutil alcanza uno de los momentos más logrados de su carrera en la historia en la que aparece Big Barda. Pero que este volumen sea una posesión indispensable para todo amante del cómic de superhéroes encuentra su razón de ser en la historia breve que apareció en el número 9 de Superman, siete extraordinarias páginas en las que Byrne estableció el personaje de Lex Luthor con una maestría que prácticamente nadie ha podido igualar, al menos no en su encarnación moderna de hombre de negocios.
Según la mirada de Byrne, Luthor es un tipo cruel y calculador, pero muy inteligente y sereno. Estudia a la gente y disfruta situándose por encima de ellos, humillando a los demás por puro placer. En esa historia, pequeña en apariencia pero intensamente profunda en su fondo, ofrece un millón de euros a una camarera de un restaurante de carretera por un mes de su vida. Pocas veces con tan poco se ha evidenciado la capacidad de Luthor para hacer miserables a los demás. Una historia sencillamente extraordinaria que el propio Byrne coloca entre lo mejor de su carrera profesional y que sirvió de complemento a una delirante historia con el Joker como protagonista. Byrne es tan inteligente en su tratamiento de Superman que hasta el Joker le sirve para explicar de una forma sutil cómo funcionan los poderes del protector de Metrópolis. Además de ser los momentos en los que Byrne introduce los elementos puntuales con los que desarrollar tramas futuras, estas dos historias cortas y la divertidísima reintroducción de Mr. Mxyzptlk en los mitos de Superman son los interludios que rodean a las dos grandes sagas que reúne este libro, la ya iniciada en el tercer volumen con Superboy y la Legión de Superhéroes y la ya mencionada aparición de Big Barda y Míster Milagro.
Empezando por esta segunda, hay que considerarla como una especie de prolongación del número 275 de Fantastic Four que hizo el propio Byrne un par de años atrás. En aquel, Hulka era sorprendida en topless por un paparazzi que pretende publicar las fotos en una revista para adultos. En esta, una criatura desterrada de Apokolips llamada Sleez consigue capturar a Barda y controlar su voluntad, y utiliza a la heroína para rodar vídeos caseros de dudoso contenido. Cuando consigue atrapar también a Superman, sabe que tiene una pareja ganadora y pretende rodar un vídeo de contenido erótico con ambos, aunque Míster Milagro interrumpe la grabación cuando apenas se han dado algunos fríos besos. Chocante como poco, y con algunos detalles que sorprenden por ingenuamente divertidos (¿Darkseid ofreciéndole Míster Milagro esa cinta de vídeo?), la historia es una divertidísima rareza. Antes de llegar a esta relato, está la resolución del encuentro con Superboy y la Legión de Superhéroes, escrita con la colaboración de Paul Levitz en la colección del grupo. A Byrne le sirve para tocar partes de la mitología de Superman que quedan fuera de la continuidad tras Crisis en Tierras infinitas, como es el caso de Krypto, al que da pensamiento como si estuviera escribiendo un cómic de la Edad de Plata, pero también y como acostumbra en toda su trayectoria para explicar la misma naturaleza del héroe, incluso a través de Superboy.
Dentro de la continuidad de la etapa de Bryne en las series de Superman, este cuarto volumen de El Hombre de Acero tiene la virtud de no mostrarse inferior a los precedentes, confirmar la solidez del conjunto y ofrecer una perla como esa pequeña historia de Lex Luthor. Pero si destaca en los momentos más espectaculares (la pelea entre Superman y Superboy, el complejo encuentro con Big Barda, el primer enfrentamiento con Mr. Mxyzptlk), lo que más merece la pena de estos números sigue siendo la construcción de personajes y tramas en los más pequeños detalles, desde la relación de Lois con Clark a los instantes que van definiendo a Maggie Sawyer. Y por eso este Superman, con su evidente tono ochentero y la marca indeleble de Byrne como autor, sigue mereciendo la pena, incluso más de un cuarto de siglo después de que fuera editado por primera vez. El libro incluye los números 591 a 593 de Action Comics, el 38 de Legion of Super-Heroes y los 9 a 11 de Superman, publicados originalmente por DC Comics entre agosto y noviembre de 1987. La edición española incluye un nuevo artículo de Javier Olivares Tolosa para contextualizar estas historias.