‘Para el Rastro’, de Rubén del Rincón

Editorial: Dibbuks.

Guión: Rubén del Rincón.

Dibujo: Rubén del Rincón.

Páginas: 136.

Precio: 18 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Mayo 2010.

Más que un recopilatorio, Para el Rastro es una recuperación de fragmentos de la trayectoria de Rubén del Rincón. Considerarla así obedece a su singularidad como antología, la que le otorga la inclusión de un hilo conductor novedoso, la historia de una joven que encuentra la vieja carpeta de trabajos de su abuelo (que sería el propio Del Rincón, en un divertido ejercicio de metaficción) y que se plantea su publicación. La mezcla es divertida, atractiva y muy variada, siendo ese uno de sus grandes valores. Porque en sus páginas el lector se encontrará relatos de ciencia ficción, de fantasía o de corte erótico, además con la inclusión de textos de presentación para darles un contexto tanto real como de ficción. Y de esa manera, el autor consigue que lo que podrían haber sido unas piezas deslabazadas y con el único nexo de unión de su nombre como autor, se convierta en un libro sólido y ameno, con una estructura que se agradece y un toque romántico a lo que supone el trabajo mismo de un creador de cómics en nuestro país. Disfrutando de libros como éste, quedarán menos carpetas para el Rastro y habrá más títulos que merezcan la pena a disposición de los autores.

Los primeros fragmentos olvidados que incluye Para el Rastro demuestran la soltura con la que Del Rincón se mueve en el cómic erótico y pornográfico. Y, sin embargo, el personaje que hace que el libro le entre por los ojos al lector es la mujer que no tiene que recurrir al sexo como arma. Ingrid, la joven que encuentra la carpeta de su abuelo, se siente fascinada de inmediato por esos dibujos. El efecto quiere ser el mismo que produzca en el lector y es bastante probable que se pueda producir en el caso de muchos de ellos, porque Del Rincón tiene un trazo claro y llamativo, mueve con acierto su imaginaria cámara y que se maneja con igual facilidad en las sombras del blanco y negro o en las luces del color. Pero volvamos a la protagonista de este recopilatorio. «…En algún momento he dudado de lo que estoy haciendo… ¿Y si el abuelo no editó el libro por propia voluntad? ¿Y si se arrepintió en el último momento? ¿Hago bien? ¡No! Sé que hago lo correcto», se dice Ingrid antes de cerrar su historia. Las palabras son reflejo de las inquietudes del propio autor. Y admitiendo la irregularidad que es inherente a toda antología de relatos, es precisamente el de Ingrid, en un magnífico bitono que le da un toque de romanticismo, lo que eleva Para el Rastro por encima de otros libros de similar corte.

Los tres primeros capítulos del libro hablan de un autor joven, con las habituales referencias culturales que tenía un autor de aquella época y que tan presentes están siempre en parodias y homenajes (Batman, Street Fighter, Dartacán, Tomb Raider…), y con el sexo como protagonista de las historias. No hay que olvidar que el cómic erótico ha sido la forja de incontables autores en nuestro país, y abrazar aquellos trabajos forma parte del reconocimiento a sus autores. Rubén del Rincón demuestra con la inclusión de estas páginas que no reniega en absoluto de aquella época y eso le honra, dado que sigue siendo un género algo tabú en muchos ámbitos («¡Ni se te ocurra llevar a un editor las guarradas de su abuelo!», le llega a decir a Ingrid su madre en la historia de ficción, una pequeña genialidad para deleite del lector). Ya apuntado el toque fantástico en algunos momentos de ese primer bloque, las historias de género explotan a partir de ahí. Liga de Robots y Albesa Girls son dos historias divertidas, gamberras y dibujadas con mucha personalidad, relatos que merecían algo más de suerte, que podían haber creado universos propios mucho más extensos y que, al menos, pudieron ver la luz en este libro. Y destaca con luz propia la historia que Del Rincón hizo con el tristemente desaparecido Santi Navarro, que habla, como dicen en sus frases finales, de «las pequeñas cosas raras, bella y únicas de este mundo».

Para el Rastro lo forman la historia central de Ingrid, nueve relatos cortos, tres pin-ups y una galería final en la que se incluyen ilustraciones varias para series del autor (RGH o Nassao Views) para Thcene Magazine o de proyectos rechazados, junto con los textos intercalados entre los capítulos y que sirven para contextualizar los segmentos que componen el libro.