Editorial: Planeta DeAgostini.
Guión: Brian K. Vaughan.
Dibujo: Fiona Staples.
Páginas: 152.
Precio: 16,95 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Septiembre 2013.
Cuando hablamos de una serie regular, hay pocas sensaciones más satisfactorias que coger un segundo volumen de la misma (si miramos a su periodicidad americana, la segunda mitad de su primer año) y descubrir que no sólo el arranque no había sido casualidad sino que la historia mejora por momentos. Eso es Saga, una de las más agradables sorpresas que ha dejado el mundo del cómic en los últimos años, como han reconocido lectores, crítica y premios con una unanimidad casi imposible de encontrar en nuestro días. Y teniendo en cuenta que su primer número en español era sencillamente extraordinario, la conclusión sobre este segundo es evidente: como poco igual de brillante que el primero. Brian K. Vaughan crea una historia gozosa, divertida, imaginativa, en la que no se puede dar absolutamente nada por sentado y donde el único límite está en la imaginación que vuelca en lo que contiene el guión y que Fiona Staples lleva a la página con una maestría envidiable, no sólo haciendo creíble lo inverosímil, sino consiguiendo que sus personajes de papel se conviertan en personas reales de carne y hueso, con las que sufrir y reír mientras recorren el universo en su aventura de supervivencia.
En el final del primer número, Alana y Marko acababan de encontrarse con los abuelos paternos de su hija, la niña que puede convertirse en un símbolo entre dos mundos y dos razas en guerra y a la que todo el mundo parece buscar de forma desesperada. Ella sigue siendo la narradora de la historia, desde un momento indeterminado y ella es el primer gran acierto de Vaughan, porque le permite introducir los flashbacks que aportan el origen de la historia que ya estaba en marcha en la primera página del número 1 de la serie, y que permiten conocer cómo se enamoraron Alana y Marko. La de Vaughan es una narración fluida, divertida cuando tiene que serlo, que no desprecia las escenas de acción, pero que sabe que la clave para una buena historia está en el acertado desarrollo de sus personajes. A ellos no sólo les da un relato emocionante (en más de un aspecto), sino también unos diálogos certeros, que generan en el lector empatía y simpatía en todo momento. Y, sobre todo, ofrece un universo terriblemente especial y en continua expansión, hasta el punto de que la pareja protagonista no aparece en uno de los seis números que contiene el libro y en otro de ellos sólo lo hace en la última página. ¿Pierde fuerza la historia por ello? En absoluto. Y eso es una característica de buen escritor.
Lo osado que llega a ser Vaughan en algunos momentos de esta parte del relato encuentra un eco sensacional en los dibujos de Fiona Staples. ¿Que hay que dibujar un gigante con un asqueroso aparato reproductor más deformado que su propia cara? Lo hace. ¿Que hay que dibujar la eclosión del huevo de un Devorador Temporal descomunal? Se pone en la página sin problema. Y todo eso sin contar con las criaturas ya presentadas en los números anteriores, como la Gata de la Mentira o el príncipe Robot IV. Y es que Saga no es sólo una impresionante historia de ciencia ficción, que lo es y muy buena porque presenta mundos y criaturas fascinantes y fuera de lo normal, sino que es sobre todo una historia humana. En realidad, ese es siempre el mejor rasgo de la buena ciencia ficción, y tanto Vaughan como Staples lo entienden. Por eso mezclan momentos fantásticos y batallas con armas imposibles con conversaciones cotidianas e incluso escenas de sexo. Por eso es especialmente acertada la introducción de Gwendolyn, la ex prometida de Marko. Por eso Vaughan coloca una novela en el centro del amor de Marko y Alana y convierte al autor del libro en otro de los protagonistas de su atrevida historia. Y por eso Saga sigue siendo un relato extraordinario, que se devora a una velocidad increíble y que va aumentado el nivel entrega a entrega, siempre dejando con ganas de más.
El segundo libro de Saga incluye los números 7 a 12 de la serie original, editados por Image Comics entre noviembre de 2012 y abril de 2013. La editorial nortamericana los recopiló en un libro publicado en junio de 2013. La edición española de Planeta DeAgostini incluye como contenido extra un artículo de presentación firmado por José Torralba y las ilustraciones de cubierta realizadas por Staples. La del número 8 es la que sirve de portada en la edición española, a diferencia de la americana, que utilizaba la del 7.