CÓMIC PARA TODOS

‘Patrulla-X. Los años perdidos’, de John Byrne

image_galleryEditorial: Panini.

Guión: John Byrne.

Dibujo: John Byrne.

Páginas: 592.

Precio: 27,50 euros.

Presentación: Rústica.

Publicación: Mayo 2013.

El nombre de John Byrne está muy vinculado a la historia de los X-Men, a la de aquellos años en los que en España se conocía al grupo como Patrulla-X. Él fue, junto a Chris Claremont, el responsable de una etapa mítica e inolvidable, de lo mejor que ofreció el cómic norteamericano de superhéroes del siglo XX. No es de extrañar que fuera él quien se ocupara del ahora reeditado Patrulla-X. Los años perdidos, volumen que sirve para unir el final de la Patrulla original, la que formaron Cíclope, Chica Maravillosa, Hombre de Hielo, Ángel y Bestia, y el comienzo de la que después hizo realmente popular la franquicia mutante de la Casa de las Ideas, en la que estaban personajes como Lobezno, Tormenta, Coloso o Rondador Nocturno. Byrne ofrece un viaje largo e intenso entre uno y otro punto que le sirve para hacer encajar las piezas desaparecidas y para rendir homenaje a otros rincones del universo Marvel. Es Byrne en esencia, y eso significa un cómic siempre solvente sea quien sea su lector y mucho más que entretenido para quien guste de su clásica manera de narrar, tanto en el guión como en el dibujo, y que hoy es menos apreciada de lo que lo fue justamente en su día.

A Byrne le encantaban este tipo de historias, que no distan demasiado (en formato y en maneras de narrar) de aquella etapa primigenia de los X-Men de su alabado periplo en Los 4 Fantásticos o, incluso, su andadura en los títulos de Superman para DC. Lo suyo es recorrer mitologías, encajarlas en lo ya conocido pero también dejar su sello personal, el que le lleva a ir plantando semillas para después desarrollarlas en números posteriores. Eso se ve con claridad en Los años perdidos, a pesar de que ya se conozca el lugar en el que van a confluir todas las ideas del autor, con la vieja Patrulla disuelta y con el profesor Xavier reclutando una nueva hornada de mutantes. En ese sentido, es muy agradecido el guiño a Tormenta, protagonista de una de las muchas aventuras que viven los héroes en este volumen, y primer gran ejemplo del condensado tour por el universo Marvel que supone esta serie. Así, por las casi 600 páginas de aventura inagotable y de ritmo altísimo, desfilan personajes propios de la esfera mutante, como Magneto, la Mole o los Centinelas, rincones tan conocidos como la Tierra Salvaje de Kazar o Sauron, por supuesto tratándose de Byrne no podían faltar los 4 Fantásticos, Namor o el Hombre Topo, pero hay hueco incluso para Kraven el Cazador.

La habilidad como narrador de Byrne es fundamental. Y eso se refiere tanto a sus guiones como a sus ilustraciones. Dentro de este universo de ficción, sus personajes son creíbles. La incomodidad de Jean por ser la única con la que Xavier comparte algunos de sus secretos, las dudas del grupo sobre su mentor después de haber regresado de entre los muertos, el temor de Bestia a que su lado animal se descontrole, la bisoñez como héroes de Kaos y Lorna (espléndido el tono de humor cotidiano que se desprende de las conversaciones sobre su primer nombre de heroína, el desafortunada Magnetrix), la terquedad del Hombre de Hielo, las dotes de liderazgo de Cíclope, la irracionalidad emocional en la que a veces cae Ángel… Todo tiene cabida en un momento u otro de la historia dentro de los retratos humanos que Byrne hace de sus personajes. Su gran habilidad está en que todos esos detalles los va introduciendo casi como pinceladas, de forma natural, y sin ralentizar lo más mínimo una acción que marca todo el volumen. No hay ninguno de los 22 números que formaron la serie original en los que no haya más de clímax, algo a lo que contribuye la separación continua de los personajes que protagonizan la historia. Incluso se permite Byrne el lujo de hacer un guiño a la cumbre de su etapa con Claremont, al introducir un momento de Jean y Fénix.

Como dibujante, Byrne tiene un estilo sumamente reconocible que retrotrae con facilidad al lector a épocas pasadas. No es un dibujo viejo, en absoluto, sino clásico. Y el autor se encarga de darle toques modernos. Sí es posible que el lector más curtido vea un choque visual entre el acabado de este libro y el que conoció de sus obras de los años 70 y 80, pero eso se debe al coloreado, entonces por puntos y ahora por ordenador. Una nimiedad comparado con el festival visual que ofrece Byrne en todos los sentidos. Patrulla-X. Los años perdidos no es una obra redonda, se nota mucho que su pretensión es la de sentar al lector en una montaña rusa por encima incluso de la historia y que tiene la limitación de no poder salirse del guión que marca la etapa con la que enlaza, lo que frena posibles sorpresas en el desarrollo. Pero sí es un hermoso recordatorio de épocas pasadas del cómic de superhéroes, en las que Byrne fue uno de los maestros que mejor supo interpretar sus claves. Puede ser, en ese sentido, una deliciosa obra crepuscular de un autor que hace demasiado que no trabaja para las dos grandes editoriales, ya instaladas en caminos muy diferentes al que marca este volumen o los mejores títulos de su autor.

Marvel editó los 22 números originales de X-Men: The Hidden Years entre diciembre de 1999 y septiembre de 2001. La edición española, dentro de la Colección Extra Superhéroes, incluye también el annual número 7 de The Incredible Hulk, publicado originalmente en diciembre de 1978. Además de los artículos de Raimón Fonseca para contextualizar esta obra, el único contenido extra que ofrece este volumen son todas las portadas originales realizadas por el propio Byrne.

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Esta entrada fue publicada el 19 agosto, 2013 por en Cómic, John Byrne, Marvel, Panini, X-Men.

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