Guión: Andrew Osborne, con historia de Viktor Kalvachev y Kosta Yanev.
Dibujo: Viktor Kalvachev, Toby Cypress, Nathan Fox, Robert Valley y Paul Maybury.
Páginas: 120.
Precio: 14 euros.
Presentación: Rústica.
Publicación: Julio 2013.
Un detective privado de aspecto lamentable, un par de estrellas del cine de acción de serie B, la mafia de Los Ángeles y unos cuantos personajes que se mueven a su alrededor protagonizan Blue Estate, una historia creada por Viktor Kalvachev y Kosta Yanev, trepidante, mareante, a medio camino entre lo depravado y lo divertido, y muestra genuina de los caminos que viene explorando el género negro en el cine y en el cómic en las últimas décadas. Original en algunos aspectos, cumplidor con la esencia del género en otros, una historia en todo caso pensada para no dejar a ningún lector indiferente. Empieza a ser habitual en determinadas series de cómic el recurrir a frases de la crítica como tradicionalmente lo ha venido haciendo en el cine. En series como esta sirve para marcar el terreno y explicar lo que supone esta lectura, a veces con más claridad que una sinopsis. Y es bastante adecuado pensar que Blue Estate es el «chute de energía» que cita The Outhouse cogiendo «lo mejor de Guy Ritchie y Quentin Tarantino», más del primero que del segundo, que centra la frase extraída de USA Today.
Mafia, traiciones, droga, dinero, matrimonios turbulentos, venganzas, blanqueo, asesinatos, cine de acción (el parecido de uno de los protagonistas con Steven Seagal es llamativo) y mucho más, desde un punto de vista tan violentamente crudo como divertidamente grotesco. Así es el mundo que idean Viktor Kalvachev y Kosta Yanev. El trabajo de Andrew Osborne, que escribe el guión en base a la idea original de aquellos, sólo tiene un problema: después de leer cuatro números de la serie es todavía difícil saber de qué o a dónde va realmente. Se ponen las bases de un mundo singular, y de forma brillante, pero el argumento es todavía difuso. «No tienes ni la más remota idea de lo que está pasando aquí, ¿verdad?», reza un diálogo del arranque. Y es cierto. Eso, probablemente, tiene mucho que ver con el hecho de que el aparente protagonista principal, el investigador privado Roy Devine Jr., tiene un papel muy limitado en este arranque, casi más de narrador que de personaje central. Hasta ahí los escasos inconvenientes de Blue Estate. La envolvente y sórdida atmósfera, teñida con un barniz de divertimento gamberro y violento funciona en todas y cada una de las escenas de la historia. Cada personaje intriga más que el anterior, cada uno por razones diametralmente opuestas de erotismo, patetismo o cinismo, y el relato, con un ritmo endiablado, no deja de crecer.
Parte del atractivo inmediato que genera Blue Estate está en la curiosa fórmula de mezclar cinco dibujantes diferentes, con estilos muy distintos pero complementarios. El salto de uno a otro, sin que en ningún momento se advierta editorialmente de ello, contribuye a crear una sensación alucinógena, de distorsión de una realidad extraña en un submundo tan podrido en su interior como divertido desde fuera. Lo formidable de esta mezcla es que la ruptura no corta en absoluto el relato y todo avanza sin problemas de lectura a pesar de los cambios. Cada uno de los números está hecho por cuatro dibujantes. Kalvachev, que es quien coordina todo el aspecto visual de la serie desde sus sumamente atractivas portadas, Toby Cypress, Nathan Fox y Robert Valley (quizá el más fácilmente identificable junto a Kalvachev) se encargan de los tres primeros, mientras que en el cuarto Paul Maybury suple a Valley. El frenético divertimento que propone el guión encuentra un formidable reflejo en la parte gráfica. Se siente el desenfreno en cada página, se desborda la sensación de suciedad en el apasionante juego de luces y figuras imposibles que trazan todos los dibujantes.
Este primer volumen de Blue Estate incluye como contenido extra las cuatro portadas realizadas por Kalvachev, el proceso de confección de una página dibujada por cada uno de los cinco ilustradores que forman el atractivo collage de la serie, bocetos y esculturas en barro de los principales personajes, y el guiño con el que se rompe la cuarta pared, una selección de twetts de cuatro de los protagonistas que complementa el artículo inicial, Cómo leer Blue Estate, firmado por uno de los personajes, Bruce Maddox. La locura de esos mensajes de Twitter es la misma que se respira en este primer tercio de Blue Estate, un desenfrenado cómic de género negro. El libro contiene los cuatro primeros números de la serie original, publicados por Image Comics entre abril y julio de 2011, recogidos en el volumen recopilatorio que ahora llega al mercado español en junio de 2012.